El resultadismo es un copiloto complicado. En la primera parada de Inglaterra en la Eurocopa, tiene mucho que elogiar del conductor, pero también bastante que recriminarle. Le diría que ha ganado en su estreno, sí. Le diría que ha sumado los tres puntos. Por supuesto. Le diría que el pase a octavos está a tiro de piedra, que bastará con sumar otro triunfo, en unos días, ante Dinamarca. Ya. Pero también le dirá que, en un vehículo de tal envergadura, debería pisar un poco más el acelerador.
Los 'tres leones' ganaron a Serbia en la primera jornada de la fase de grupos del torneo de Alemania. Lo hicieron por la mínima y con las mínimas prestaciones. Jude Bellingham se encargó de la única diana en una incorporación en segunda línea que pilló desprevenido a Zivkovic tras una combinación genial de Kyle Walker con Bukayo Saka por la banda derecha. El lateral jugó en largo, raso, para el extremo y este, con la suerte de un rebote en las piernas de Pavlovic, asistió al centrocampista, que pidió sitio en el área en plancha atropellando a su par y mandó el esférico al fondo de las mallas.
Esta acción sucedió en el minuto 13 para enmarcar un cuarto de hora inicial en el que la expedición de Gareth Southgate estaba escribiendo el guion que se esperaba de una plantilla de tal calidad. Los rivales estaban contra las cuerdas, habían asumido que iban a tener que pasar algo más de 90 minutos agazapados atrás, a la espera de generar contragolpes, y tocaba encontrar brechas hasta accionar el triunfo que la diferencia de nivel entre uno y otro equipo pedía.
De ahí que hallar la primera tan pronto presentara un componente de esperanza para los aficionados ingleses. ¿Dejarían de cometerse los errores del pasado? ¿Se entregarían sus representantes nacionales, al fin, al rol que más se adecua a ellos, uno en el que se sientan responsables no solo de doblegar a los contrincantes de menor enjundia, sino de hacerlo con convencimiento, con contundencia, evitando sufrimientos?
No, no, no, no, no y no. Desde el gol de Bellingham, los finalistas de 2021 fueron dando pasos atrás y cediendo espacio a una Serbia a la que el devenir del partido le exigía salir de su encierro para ir explorando sus opciones arriba. La lógica invitaba a pensar que esto crearía más espacios en su zaga y que, con el rebosante talento de la convocatoria que había enfrente, las consecuencias serían desastrosas para su portería.
No fue así, pues Southgate, testigo de los avances del cuadro de Dragan Stojkovic, no le recetó ningún cambio a su escuadra mientras su homólogo soliviantaba sus filas con las entradas de Ilic en el descanso -Gudelj, el sustituido, tenía amarilla- o las de Tadic y Jovic en el 61'. Para que la alineación que había enfrente conociera transformaciones, hubo que esperar hasta el 69'. cuando Conor Gallagher ingresó por Alexander-Arnold.
El estratega de los 'tres leones', de inicio, había apostado por Marc Guéhi para acompañar a John Stones en el eje de la zaga. El defensa del Crystal Palace respondió con una gran actuación que ayuda a olvidar la lesión de gemelo que privó a Harry Maguire de un asiento en el avión rumbo a Alemania. Además, era clave que funcionara porque sus compatriotas cerraban con él a la izquierda, su homólogo en el medio y Walker por la derecha a modo de central-lateral.
El hombre libre en esta línea era Kieran Trippier, que se movió hasta como extremo izquierdo para que Phil Foden no tuviera que asumir esta labor y desplegara su talento en la demarcación de interior o conectando siempre con la mediapunta. En el otro lado del campo, Bukayo Saka sí que tomó un papel más tradicional en un reto constante para Pavlovic que salió más veces en favor del británico y, lo más importante, cuando importó, en el 0-1.
Asi, el esquema de Inglaterra trabajó decantado más por un carril que por el otro y precisó de un sacrificio defensivo que fue coral. No se habrían entendido sus periodos de mayor comidad sobre el verde de no ser por un Declan Rice preparado para barrer cualquier balón suelto cerca de la media luna de Pickford o atento para esprintar atrás, meterse en su caja y repeler, de cabeza, alguno de los muchos centros que compusieron la propuesta inicial contraria desde sus alas.
El problema es que, si bien esta apuesta salió bien en primera instancia, Southgate se negó a alterarla en segunda, cuando Stojkovic sí que intentaba interpretar lo que sus chicos iban necesitando para nutrirlo y mantenerlo al alza. Es por esto que los 'tres leones' pasaron de mostrarse voraces y merecer ganar por varios goles de ventaja a verse encerrados atrás y con ganas de que el árbitro pitara el final del partido.
Harry Kane, preso de la pizarra contraria, apenas pudo bajar los balones que su portero le mandaba en largo. Tuvo que desplazarse a las bandas para encontrar la manera de quitarse de encima a Milenkovic, que llevaba con su matrícula apuntada desde hacía tiempo. El delantero del Bayern, eso sí, dispuso de una ocasión diáfana para sentenciar cuando, en el 77', mandó un testarazo a bocajarro a la madera previo paso por los guantes de un Rajkovic salvador que reaccionó con centésimas de segundo para pensar.
Pickford también se vio obligado a presentar las palmas de las manos ante alguna llegada rival, aunque estas no eran tan lúcidas porque la calidad que las conducía estaba más salpicada que repartida igualitariamente por la nómina de jugadores que las hilaban. Así, la mejor acción del guardameta del Everton fue un braceo arriba, tenso, ante un zapatazo de Vlahovic desde la media luna. Asimismo, hubo alguna excentricidad como un despeje de puños a un esférico rebotado de la cabeza de un atacante y que no comportaba peligro, pero podría haberlo hecho de aprovechar alguien que él terminó la acción en el suelo.
Serbia alcanzó a presionar tanto arriba que hasta se quejó de un posible penalti de Trippier a Mitrovic. El lateral trabó, por detrás, al '9' cuando intentaba remachar un pase raso de Mladenovic, que se había ido de Stones en velocidad a un lado del área. Al final, el colegiado entendió que el contacto del carrilero no había sido suficiente, igual que no lo fue la actuación de Inglaterra por mucho que su victoria esté sellada.