Fermín hace que Barcelona entera asienta con la cabeza
![Fermín fue de los más destacados del partido. AFP](https://cdn.resfu.com/media/img_news/afp_en_46c854f3addc6fbe9c89ef85704e216165686fde.jpg?size=1000x&lossy=1)
Esta temporada, Xavi Hernández ha tenido contrato hasta 2025, ha renunciado a él, lo ha recuperado y ha sido despojado del mismo otra vez. La "montaña rusa" de emociones que ha vivido -las comillas encuentran su sentido en que el propio técnico calificó así el trayecto- acabó, como todo el curso en Primera División, con una victoria por 1-2 frente al Sevilla en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Paz al fin.
A lo largo de la campaña, se han proliferado infinidad de críticas al técnico egarense. Su falta de experiencia en la élite en un puesto de estratega le ha jugado malas pasadas en la línea de cal, donde ha sido amonestado en multitud de ocasiones por su forma de dirigirse a los jueces o por algún episodio de tal furia que hasta se le ha visto pegar patadas a las colchonetas que protegen una cámara o incluso dirigirse a una de ellas para descalificar la actuación de un colegiado.
La 23-24 ya es parte del pasado, así que lo furibundo de las diatribas al exjugador quizá también deberían: ha dado lo mejor de sí y lo más sano para el aficionado azulgrana será, a largo plazo, valorar toda decisión que haya tomado y que haya podido jugar un papel importante en el proceso en el que se encuentra el equipo 'culé', que, desde la marcha de Leo Messi, no es el mismo. Una de las líneas maestras de este periodo ha sido la apuesta por la cantera, en parte por obligación, en parte por convicción.
Precisamente un canterano protagonizó el triunfo contra el Sevilla, que estuvo catapultado por una noche soberbia por parte de Fermín López. Esta campaña, Xavi ha perdido hasta a dos pilares de esa tanda de jóvenes que ha tomado las riendas de Montjuïc, Pedri y Gavi, así que ha tenido que mirar más en profundidad en su cajón de recursos de La Masia, de donde procede un andaluz con grado en el centro del campo y que parece en pleno máster de gol.
Uno suyo accionó el resultado ante los de Quique Sánchez Flores, que, como su homólogo, se despedía. El electrónico quedó en 1-2 con el pitido final, aunque pudo haber bastantes finales alternativos distintos, sobre todo gracias a lo congestionado de las ocasiones de la primera mitad. Lejos de responder el césped a la clasificación -no había nada en juego-, los comparecientes regalaron una cita entretenida y con alternativas, además de ocasiones claras -hubo varios tiros al palo-.
Para el Barcelona, el guion transcurrió como muchos otros esta temporada. El grupo empezaba dominando escudado en la posesión de la pelota, se sentía jefe del partido y acababa adelantándose. Entonces, daba un pasito atrás que es común en el resto de clubes que tienden a gobernar sus encuentros, pero que tiende a resultar especialmente lesivo en el catalán porque su entereza defensiva no pasa por su mejor momento ni de lejos.
Robert Lewandowski dio sentido a esos compases iniciales que el párrafo anterior ha mencionado que fueron de dominio por parte de la visita con un tanto en el minuto 15. El polaco recibió un envío de Joao Cancelo delante del segundo palo de Nyland, alargó la pierna para alcanzarlo y lo coló entre el portero y la madera. Para asistirle, el luso, que ya estaba dentro del área, propuso un recorte genial con el que secó a dos defensas. Detrás de su compañero, se dejaba ver un Fermín presto para tirarse en plancha, aunque no hizo falta.
En línea con lo pobre de la contundencia atrás de los de Xavi, En-Nesyri solo tardó un cuarto de hora en responder merced a una internada en velocidad que Íñigo Martínez no fue capaz de detectar. Soumaré sí que había leído las intenciones del delantero, que se vio con poco ángulo ante Ter Stegen, así que optó por un chut raso, entre sus piernas, para empatar el choque y desatar un rato previo al descanso con llegadas a ambos extremos y tres contactos con la madera.
En la primera de ellas, Pedri aprovechó que Fermín porfiaba por la pelota en el área con Soumaré para recibirla y chutar, con la zurda, al travesaño. El ex de Las Palmas lleva varias semanas recuperando las buenas sensaciones, aunque, desafortunadamente para el observador con criterio, el público general tan solo reparará en ello cuando anote goles, una tarea que no es precisamente la que más tiene que asumir en su rol.
El segundo palo fue un latigazo de Joao Cancelo al ángulo corto de Nyland y el tercero, un testarazo de Lukébakio ante un centro lejano de Lucas Ocampos. El portugués se erigió en otro de los rostros más recurrentes de la televisión por sus duelos con Juanlu. Se intercambiaban el papel de remitente y de tapón de envíos desde las bandas. Por la adelantada posición del ex del Manchester City, se comprendió que muchos de los contragolpes del Sevilla causaran tanto estrépito, aunque esta es una de las señas de identidad de la pizarra del Barcelona: el riesgo.
La concentración de oportunidades en la antesala de la pausa preparó al aficionado para un segundo acto más denso, con menos ritmo y velocidad. El Sevilla, en ciertos momentos, hasta pareció renunciar a una presión más fogosa incluso cuando ya estaba perdiendo, si bien terminó contando, de nuevo, con ocasiones para un 2-2 que no llegó. El 1-2 se asentó en el electrónico por la vía de Fermín, que destacó más por su gesto posdiana que por la diana en sí.
La jugada fue un escorzo desde la izquierda hacia la derecha en la frontal antes de un golpeo poderoso hacia el palo corto de Nyland. Era una opción parecida a aquella del palo de Joao Cancelo, pero con los centímetros de precisión que echó de menos el luso. El caso es que, tras su clásica celebración de sargento, corrió varias decenas de metros solo para darle un abrazo a Xavi, al que agradeció en nombre de la afición. Los despachos le privaron de un "gracias" en casa y él se encargó de reparar un poco ese daño.