Se esfumó el sueño. Se dinamitó la posibilidad de lograr la proeza y heroicidad en el Sánchez-Pizjuán. Y eso que el choque tuvo un héroe en forma de Sergio Ramos, aunque todo el esfuerzo se fue por la borda en la segunda mitad. Una derrota que, si cabe, duelo mucho más que el resto para un Sevilla que se hunde y no parece salir a flote, incluso podría quedarse fuera de la Europa League.
Desde los primeros minutos, se pudo ver a un Sevilla muy seguro de sí mismo y con un extra de motivación. Sergio Ramos fue uno de los que encarnó esa pasión y ganas sobre el terreno de juego, gozando de la primera ocasión para su equipo en el minuto 10. No obstante, su cabezazo se perdió por encima de la portería.
El conjunto dirigido por Diego Alonso fue el encargado de llevar la iniciativa en los primeros compases del choque, aunque sin demasiadas ocasiones. Por su parte, el PSV quiso hacerse fuerte por banda, con un Bakayoko muy participativo.
Sin embargo, esto fue poco a poco contrarrestado por el Sevilla, que dominó hasta lograr su premio. Fue una vez superado el ecuador de la primera mitad y por mediación de Sergio Ramos, que se estrenó como goleador desde su regreso al Sánchez-Pizjuán tras 18 años.
Centro de Rakitic a balón parado, se deshizo Ramos de su marcador y, casi sin querer, mandó el esférico al fondo de la red para colocar el 1-0 en el marcador. Esto fue un extra de motivación para el Sevilla, que siguió buscando con insistencia la portería rival. Sin embargo, el PSV quiso dar un vuelco a la situación y lograr el empate.
La recta final de la primera parte pudo sonreír a los dos equipos. Sow anotó el 2-0 en un contragolpe, pero la acción fue anulada por una mano previa de él mismo. Más tarde, el PSV se aprovechó de un desajuste defensivo y Lozano pudo igualar la contienda. No obstante, Dmitrovic se mantuvo firme y evitó el empate.
La segunda parte no pudo comenzar mejor para el Sevilla. Tanto, que los hispalenses aumentaron su ventaja en el marcador con el 2-0. En-Nesyri se aprovechó de la fragilidad de la defensa neerlandesa y, tras un gran pase al espacio de Acuña, transformó el gol en el mano a mano ante Benítez.
No desfalleció el PSV, que recibió el segundo toque de atención de la noche y se volcó hacia la portería contraria. Así, primero De Jong, de cabeza, y después, Vertessen al segundo palo, gozaron de ocasiones para los visitantes.
Bajó la intensidad el Sevilla fruto de su ventaja en el marcador y ese fue uno de los grandes errores del conjunto de Diego Alonso. Superada la hora de partido, se llegó al punto de inflexión del choque. Ocampos vio la amarilla por una protesta exagerada al colegiado y, apenas 3 minutos después, vio la segunda y la posterior roja por una acción en la que se pasó de frenada y derribó a su rival.
Los de Peter Bosz vieron clara su oportunidad y recortaron distancias en el minuto 68 por mediación de Saibari. Centro colgado al área desde la izquierda y el futbolista del PSV, sin girarse, sacó la pierna para golpear la pelota de primeras y mandar el esférico al fondo de la red.
El conjunto de Nervión se fue totalmente del partido tras la expulsión y el gol y, aunque se defendió con uñas y dientes, la realidad era que estaba más fuera que dentro. Fue así cuando, una vez entrados en los últimos 10 minutos del choque, a los de Diego Alonso le comenzaron a temblar las piernas.
Hasta tal punto que, en el 82', la mala fortuna se cebó totalmente con los locales. Cambio de orientación hacia la izquierda para la entrada de Vertessen. Este metió la cabeza, la pelota no cogió dirección a portería, pero Gudejl, de forma desafortunada, empujó el balón al fondo de la red, propiciando el empate a dos en el marcador.
Las acometidas de los visitantes fueron una realidad. El Sevilla estuvo lento, con miedo y con la frustración de haber visto como le había empatado pese a llevar dos goles de ventaja. No obstante, lo peor aún estaba por llegar.
Con 6 minutos de añadido y en el minuto 93, Ricardo Pepi colocó el definitivo 2-3 en el marcador y acabó con todas las esperanzas nervionenses. Contragolpe perfecto desde la izquierda y balón colgado al corazón del área por Vertessen. Llegó desde atrás el estadounidense, que cabeceó a la red la pelota para hundir los ánimos de los hispalenses, que estaban fuera de la Champions League en esos momentos.
La eliminación se consumó con el pitido final. Tristeza y rabia a partes iguales en un Sevilla que llegó con mucha fe y dispuesto a todo en este encuentro, pero que se llevó un duro golpe de realidad y dejó, aún más, muy tocada su moral. Cruzan los dedos en Nervión para, al menos, poder acceder a la Europa League.