Las Palmas se sube a la cima con el pie izquierdo

Las Palmas vuelve a ser el líder de Segunda División. Lo es porque derrotó al Sporting en la jornada 18 de la temporada aprovechando que el Alavés perdió contra el Granada. Con empate a puntos en la tabla, los canarios tienen preferencia tras firmar la paz con los 'babazorros' en la primera vuelta y cosechar, en la actualidad, una mejor diferencia de goles. Su triunfo en El Molinón se dio por distancia de tan solo uno, eso sí.
Los gijoneses hicieron méritos para hacerse, al menos, con un punto, pero se vieron condenados por un tanto en propia puerta de Carlos Izquierdoz. Poco antes de la media hora inicial, Cardona controló la pelota en el área gracias a que se la filtró Florin Adone y, al desplazar un balón que quería que se convirtiera en un 'pase de la muerte', se convirtió en testigo de un rebote entre Cuéllar y su defensa central que acabó en el 0-1.
Esta acción no fue aislada. Los isleños dispusieron de varias para haber ampliado su ventaja. Las más importantes fueron un disparo al larguero de Álvaro Jiménez, que también estuvo cerca de darle un susto serio a Cuéllar cuando le robó la cartera aprovechando un mal pase desde su meta, y un chut al palo de Alberto Moleiro. De hecho, justo después de este último, Andone mandó el rechace arriba totalmente solo.
El Sporting también consiguió generar oportunidades tan claras como estas. Antes del gol en propia de Izquierdoz, dominó el juego y gestionó los tiempos y la pelota. No le sirvió de mucho por la mala fortuna que llevó a que Las Palmas abriera la lata y la dinámica de inefectividad se mantuvo hasta después de la diana. En la segunda mitad, ante una gestión solvente de la ventaja por parte de los de García Pimienta, los rojiblancos volvieron a darse de bruces con un muro.
Destaca la garra de Zarfino, a quien se le vio en labores defensivas y ofensivas. No terminó de acertar al 100% en ninguna de estas lindes, pues, a la hora de contener a sus rivales, cometió algunas faltas por pasarse de frenada. Arriba, protagonizó varios buenos movimientos leyendo a la perfección segundas jugadas. Un remate desviado a un centro de Cote o que él mismo cazara el balón suelto que había quedado de una doble parada de Álex Domínguez por un pase alto que justamente había dado él, los momentos en los que estuvo más cerca de anotar.
En el combinado amarillo, ante esta insistencia sin premio, se notó una diferencia de calidad que quizás explica cómo sus futbolistas necesitaban muchos menos esfuerzos para poner en apuros a Cuéllar. Al fin y al cabo, era lo que su entrenador tendría en mente para su asalto a la cima de Segunda División. También es cierto que fue necesario que Álex Domínguez estuviera inspirado: aparte de las dos acciones relatadas en el párrafo anterior, sacó un testarazo de Gragera en el 90' que era medio gol. Ahora, lo de los suyos es liderato.