Suecia y Canadá se citaron en la finalísima de los Juegos Olímpicos con realidades un tanto dispares. Mientras que el combinado nórdico llegó a esta fase dominando con puño de hierro cada uno de sus partidos, las canadienses dieron un ejemplo de tesón y persistencia ante la superioridad en ciertos aspectos de sus rivales.
Así pues, no era de extrañar que el combinado amarillo dominase el encuentro desde su inicio, tal y como ocurrió. Sin embargo, más allá de esto, ninguna de las dos escuadras rehuyó a las acciones ofensivas en ningún momento, al contrario.
En los primeros 20 minutos se pudieron contabilizar hasta cuatro ataques interesantes, tanto de un equipo como de otro. La más clara de estas la tuvo Eriksson, pero su disparo con la izquierda se marchó desviado por pocos centímetros.
Las norteamericanas se fueron estirando poco a poco, sacudiéndose la intensa presión inicial de su rival. Sin embargo, cuando más parejo estaba el partido, llegó el gol de Blackstenius, que aprovechó el pase de la muerte de Asllani para poner el 1-0. Tras la diana, el equipo europeo se dedicó a tener el balón y esperar que llegase el descanso.
La resiliencia canadiense
Canadá salió de los vestuarios con ideas renovadas, conscientes de la oportunidad que tenían ante sí, tan solo un tanto por detrás. Tan solo 240 segundos después de la reanudación, Prince, que estuvo muy activa durante todo el choque, puso a prueba a Lindahl, que detuvo su disparo con seguridad.
Así se llegó al minuto 65, cuando Sinclair se internó en el área y terminó siendo zancadilleada. La colegiada rusa Anastasia Pustovoytova señaló los once metros, tras haber revisado la jugada en el VAR previamente. Fleming no perdonó y puso las tablas.
Los instantes posteriores fueron para el equipo que actuaba de visitante, espoleado tras el gol. De hecho, la propia Fleming tuvo una clarísima tan solo dos minutos después. No obstante, tras esta sacudida espontánea, el encuentro se igualó y comenzaron a pesar las piernas, lo que condujo irremediablemente a la prórroga.
Estos 30 minutos adicionales siguieron la tónica de lo visto en los instantes finales del encuentro, es decir, cansancio acumulado entre las jugadoras y jugadas puntuales para intentar evitar la tanda de penaltis.
La que más lo intentó fue la Selección Sueca, que tuvo acciones claras en las botas de Andersson y la cabeza de Hurtig, pero ambas ocasiones terminaron en el limbo. No había tiempo para más. Los penaltis asomaban por el horizonte.
Si hubiera que definir con un término esta tanda, sin duda sería errática. De 12 penas máximas lanzadas, tan solo cinco vieron puerta. La madridista Kosovare Asllani comenzó fallando, a lo que respondió Fleming con el 0-1. Tras el tanto de Schough y el fallo de Gilles, parecía claro que el oro se iría para el norte de Europa, pero no fue así.
El golazo de Rosse mandó el encuentro a la muerte súbita, en la cual falló Andersson. Posteriormente, Grosso aprovechó el error de Lindahl, a la cual se le escapó el esférico de las manos, para darle a Canadá la primera medalla de oro de su historia en esta modalidad.
August 6, 2021