Es muy fácil envidiar a los demás cuando no valoras lo que tienes. El Real Madrid debería reflexionar al respecto con Joselu Mato. Mucho hablar de los grandes nombres del Viejo Continente, pero fue el '14' quien sacó las castañas del fuego. Los 'merengues' firmaron ante notario el pleno de puntos en la fase de grupos de la Champions League gracias al doblete del ariete y la guinda final de Dani Ceballos.
El 2-3 fue el resultado final que apagó las opciones de Europa League del Union Berlin, que estuvo a la altura de las circunstancias. Kevin Volland encontró la vía al 1-0 en los latidos finales del primer acto e incluso Alex Kral colocó el 2-2 en el luminoso. Sin embargo, el '19' se las ingenió para dejar sin respuesta a Frederik Ronnow. 18 de 18 y a pensar en cotas mayores. De nombres Liga, Copa del Rey y octavos de la máxima competición continental.
Entre Kepa y Bellingham
La caldera alemana aumentó las revoluciones y el 1-0 pudo llegar en cuestión de segundos. Kevin Behrens aprovechó el caramelo regalado de Rani Khedira y consiguió efectuar el lanzamiento, pero Kepa Arrizabalaga se hizo grande y encendió de nuevo el debate bajo palos. De lo que no hay duda es que Jude Bellingham es el alma, la razón, las botas y el corazón de los 'merengues'. Todo el fútbol de los blancos disfrazados de negro pasó por él.
De hecho, contabilizó 2 situaciones claras de gol. La más especial de ellas, el sombrero que improvisó en la cazuela rival para plantarse solo ante Frederik Ronnow. Lo que nadie sabía es que el meta anfitrión presentó su candidatura para ser el hombre del partido. Su cuerpo evitó el 0-1 del inglés... y su pie izquierdo apareció cual milagro en el penalti que erró Luka Modric. Porque sí: el Real Madrid pudo sonreír antes del descanso y acabó entre lágrimas.
De la euforia a la frustración
Diogo Leite conectó su mano con el esférico y Rade Obrenovic ni parpadeó: pena máxima. Hasta allí se dirigió el croata. El '10' buscó la picardía central, pero el muro danés amargó el asunto. Esta fue la antesala al instante en el que se pasó de la euforia a la frustración. Nacho Fernández cantó en la caída, David Alaba pecó como nunca y Kevin Volland supo crearse el espacio en la jaula para colocar el 1-0 en el marcador.
El jarro de agua congelada precipitó sobre la zona técnica de Carlo Ancelotti. El italiano vio cómo Joselu Mato estampó la redonda en el larguero después de un centro acaramelado de Fran García y se quedó a centímetros de mojar con el exterior. El capricho del balompié se presentó en la escena del intermedio. Es decir, no había otro remedio que agitar el árbol y buscar la remontada con la que se firmaba el pleno perfecto en la fase de grupos.
Tener la cabeza bien amueblada
Con Toni Kroos a los mandos de la nave, el Real Madrid arrancó la 'Operación Remontada'. Y qué importante es tener la cabeza bien amueblada. Ser consciente de que, en ocasiones, no todo sale como quieres. Y lo único que puedes hacer es intentar, intentar y volver a intentar. Después de tanto soplar el muro de Berlín custodiado por Frederik Ronnow, el '14' consiguió armar la testa y plantar el 1-1 en el electrónico.
Es su marca registrada. No fue posible otra manera de besar las mallas con el 1-2. Joselu Mato se entendió a la perfección con Fran García. El '20' logró alcanzar línea de fondo y sacar la catapulta. Su compañero no tuvo otra cosa que hacer que tirarse en plancha para buscar la conexión con la redonda y aprovechar la mala posición del guardameta local. Hay que valorar más y envidiar menos.
Hasta el final
Pese a todo, la emoción estuvo presente en el recinto que albergará la final de la Eurocopa 2024 hasta el final. Las dudas defensivas provocaron un balón suelto en zona cercana a la cazuela visitante. Alex Kral se lamió las botas y metió el dedo donde más le duele al portero. Derechazo potente, raso e inalcanzable para Kepa Arrizabalaga. El 2-2 momentáneo hizo soñar al ambiente con lo imposible.
Dicha ilusión duró poco. Segundos. Jude Bellingham arrancó desde el perfil izquierdo y la situación favoreció a Dani Ceballos. El '19' disparó de aquella manera, pero cumplió con su función. 2-3 definitivo sobre la bocina. El Real Madrid debería asimilar que el delantero está en casa. De no ser por él, el pleno de puntos en la fase de grupos de la Champions League solo habría sido un fruto de la imaginación. No la realidad.