El Elche es colista de Primera División y todavía no ha ganado un solo partido esta temporada. Esto no cambió en su visita al Real Valladolid de la decimotercera jornada de Liga. El conjunto local se supo mejor, aprovechó sus oportunidades y se hizo con los tres puntos de manera justa. Tan solo el buen hacer de Édgar Badía evitó que el destino del duelo se resolviera antes. El resultado final, de 2-1.
Desafortunadamente para los visitantes, la capa de su héroe quedó agujereada después de tantas llegadas de peligro de los pucelanos. Javi Sánchez y Roque Mesa se encargaron de dar forma a un triunfo que pudo haberse dado por más tantos. Cierto es también que los guardametas juegan igual que el resto de las plantillas y que, si los de Jorge Almirón aspiraron a puntuar, esto no tiene por qué ser una injusticia.
Édgar Badía, en todo caso, repelió disparos de todo tipo: de volea, en manos a manos, chuts cruzados, testarazos a bocajarro... Los blanquivioletas conocieron todo su repertorio antes de abrir la lata muy poco antes del descanso en la segunda jugada de un córner. El saque de esquina, cómo no, lo había propiciado el cancerbero al obrar una parada genial a Óscar Plano, que le había retado de cabeza.
El autor del 1-0, en el que poco pudo hacer el portero, nació de las botas de un defensa, de Javi Sánchez. Le llegó, con cierta suerte -rebotó en alguien-, un pase raso de Gonzalo Plata desde un costado del área y lo remató raso. Como no había tiempo para reaccionar bajo palos, celebró un tanto que pudo haber llegado mucho antes. Gracias a él, de todos modos, Pacheta pudo reordenar a los suyos de cara al segundo acto.
Es por eso que, nada más inaugurarse el mismo, Roque Mesa firmó el 2-0 en otra aparición clave de Gonzalo Plata. Esta vez, un envío suyo también bajo y también desde un lado de la caja contraria encontró directamente a su receptor en lugar de las piernas de un zaguero, con lo que el '17' tan solo tuvo que remachar con potencia. Recién iniciados los 45 minutos definitivos, era el golpe definitivo al Elche.
Pero, conforme el cronómetro dejó pasar los minutos, más recordó el aficionado franjiverde la actuación providencial de Édgar Badía en tantas ocasiones del Valladolid. En una acción aislada y no por ello menos meritoria, Josan puso interesantes los minutos finales con el 2-1. Recibió la pelota de Pere Milla en el área, la engatilló rápido al palo largo y enchufó a los suyos para las postrimerías.
De todas formas, las intentonas del grupo quedaron en nada, quizá como cierta expresión de justicia porque lo cierto es que el Pucela estuvo mucho mejor. Sin triunfos en su casillero aún en estas 13 jornadas de Liga, el panorama al que se abocan los representantes del Martínez Valero es dantesco. Su única buena noticia, que todavía queda mucho curso por delante y ya ha habido remontadas como la que su escudo necesita.