El fútbol ha tardado 5 jornadas en devolverle el banquillo y la pizarra a José Rojo 'Pacheta'. Demasiado tiempo. Pese a que la lluvia protagonizó el final, el sol metafórico salió sobre la bocina en la guerra de idas y vueltas. 2 equipos que han entregado el alma en cuerpo y vida por la victoria. Para el aficionado neutro, el término 'placer' define lo presenciado. Y con la fortuna de los locales y la desgracia de los visitantes, el plan ya está en Castellón.
El Villarreal se sumó a la épica para matar al Almería (2-1) a las últimas de cambio en el partidazo que regaló la 5ª jornada de Primera División. Valió el gol de Alexander Sorloth, que surcó los cielos en el añadido para regalar los 3 puntos ante un rival más que digno. Ese que se adelantó por mediación de Sergio Akieme y que dejó síntomas de, por el cómputo global, merecer algo más. No obstante, Gerard Moreno iluminó el camino y la ley de la efectividad contra la adversidad reinó sobre el verde.
Sergio Akieme, el intelectual
En el Estadio de la Cerámica lucieron sus mejores galas para recibir a su nuevo entrenador. Se llama José Rojo Martín, pero se conoce como Pacheta. Desde el pitido inicial, se reconoció el 4-3-3 ofensivo adaptado al 4-4-2 en defensa. Ese es el sello de identidad que quiere plasmar el técnico burgalés en Castellón, aunque le costó carburar. La asignatura de dominar la posesión la aprobó con matrícula de honor, pero el buen planteamiento de Vicente Moreno dificultó y bastante las zonas de acción de Álex Baena, Yeremy Pino y compañía.
En la adversidad del ser dominado es cuando mejor se disfraza la virtud de marcar diferencias. Lucas Robertone fue la víctima que cobró por facturas los contactos con rivales en el centro del campo. ¿Cuál fue su venganza? Liberar a Sergio Akieme, el intelectual. El más listo de la promoción. La bala zurda de los rojiblancos rompió al espacio ante la empanada, y no gastronómica, de Juan Foyth y Matteo Gabbia. De un control orientado, él mismo se habilitó mano a mano con Filip Jörgensen para fabricar el 0-1 que enmudeció a la parroquia amarilla.
Gerard Moreno, al rescate
Sin embargo, el que no corre acaba volando. Y en el Villarreal hay un alma que aparece en la peor de las tormentas: Gerard Moreno. Carlos Romero dibujó un desmarque de fantasía hasta línea de fondo para dejar el cuero en área rival. Álex Baena se relamió de tal forma que se le acabó escapando el lanzamiento del empate. Justo en ese momento apareció el '7' del 'submarino' para dejar sin opciones a Luís Maximiano con un derechazo inexpugnable. El misil llegó al destino del 1-1 y las tablas se apoderaron del luminoso en el paso por los vestuarios.
Después del descanso, Lucas Robertone se empeñó en mirar hacia delante y llevarse al Almería a sus espaldas. No conforme con ello, se quedó a centímetros de marcar el gol de la jornada. El argentino se inventó un misil térmico, inteligente y raso con su zurda directo al 1-2. Lo que el '5' no se esperó fue la meritoria estirada de Filip Jörgensen para lateralizar la faena. A partir de aquí, el encuentro se subió a la montaña rusa de las emociones. Esa atracción en la que ambos bandos adoptaron el 'modo frenética' con contragolpes por norma general.
Jörgensen, Jörgensen y más Jörgensen
Las matemáticas tuvieron protagonismo en el asunto. Más concretamente, el máximo común divisor. Él fue el '13' de los anfitriones. El hombe vestido de azul que hizo maravillas con sus guantes. Por si la ya mencionada fuera poco, el arquero consiguió tapar como pudo el lanzamiento de falta de Adrián Embarba. El efecto endiablado le puso contra las cuerdas, pero aprendió la 1ª lección de Pacheta: hacerte fuerte y efectivo contra la adversidad. Gran argumento por el que el Villarreal sumó de 3 ante su gente sobre las espaldas de su guardián.
También cabe mencionar la falta de acierto del Almería. Luis Suárez tendrá pesadillas esta noche después de no acertar en, quizás, la más clara que tuvo. El '9' corrió al contragolpe como si le fuese la vida en ello y se plantó solo ante la mirada del arrepentimiento de Matteo Gabbia. Consiguió fabricar el derechazo, pero acabó ignorando los 3 palos y contactando con las vallas publicitarias del recinto castellonense. Y el colmo estuvo en las botas de Largie Ramazani, cuyo efecto revulsivo se disolvió por culpa de, finge sorpresa, Filip Jörgensen. Jörgensen, Jörgensen y más Jörgensen.
Sorloth, del Olimpo a la red
El Villarreal le dio la vuelta a la tortilla de tal forma que Alexander Sorloth acabó viajando desde el Olimpo a la red. El delantero noruego saltó de tal forma que su figura se vio entre los cielos nublados que caen sobre el Estadio de la Cerámica. Desde allí, el '11' solo tuvo que cabecear el centro desde la izquierda para subir el 2-1 al electrónico. Todo esto en el tiempo de añadido. Más que imaginable fue la locura que asaltó al templo de los acontecimientos con la alegría y la tristeza repartidas a partes iguales en cuestión de centímetros.
En definitiva, José Rojo está de vuelta y Pacheta tiene un plan. Ese que no cambia en función del resultado y que siempre basará sus esfuerzos en la efectividad contra la adversidad. Porque de eso se trata el fútbol. No importa que ataques con un 4-3-3 o defiendas desde el 4-4-2. No se trata de pizarra, táctica o calidad, sino de meter más goles que el adversario. Es la injusticia poética de este deporte, que celebra el regreso de un entrenador que ya se echaba de menos. Y de qué manera.