Como un amor de verano, fue mágico y debió ser eterno

Carlos Torregrosa hace 8 meses 10.3k |

Tiempo de lectura: minutos

Como un amor de verano, fue mágico y debió ser eterno. EFE
Como un amor de verano, fue mágico y debió ser eterno. EFE
Villarreal y Celta de Vigo dieron dos lecciones en La Cerámica. La primera, que al fútbol juegan los que quieren jugar al fútbol. Y la segunda, que estas fechas no son diametralmente opuestas al espectáculo ni por calor, ni por forma física ni por falta de entendimiento ni acople. El 4-3 final después de un sinfín de idas, venidas, goles, remontadas y ocasiones llegó de rebote de un penalti que falló pero marcó Parejo para ponerle la guinda a un partido difícil de superar, por mucho que aún queden 35 jornadas y todo el resto de esta por delante.