La temporada de Villarreal y Celta no está siendo buena y esa, cómo es lógico, tiene su explicación. El 'submarino amarillo' se salvó pese a dominar de principio a fin y tener casi controlado el choque por completo. Eso fue debido a que los celestes pasaron de la nada absoluta a meterse en el encuentro con un inicio de segunda mitad brutal e incluso llegaron a merecer el empate. Duelo de necesidades donde se vieron, y de sobra, los problemas de los dos equipos.
Los primeros minutos del choque dejaron al 'submarino amarillo' como el auténtico dominador del choque. El conjunto de Rafa Benítez estaba totalmente perdido, dormido y con errores impropios de un equipo de la máxima categoría.
Tan solo se salvó Guaita, que fue el que mantuvo con algo de vida a su equipo tras un asedio local en los primeros minutos del choque. Sin embargo, el guardameta no hace milagros y, en el minuto 13, el Villarreal se adelantó en el marcador. Sorloth la bajó de forma fascinante y abrió para Pedraza, que buscó el tiro, pero la pelota tocó en Starfelt y se envenenó, colocando el 1-0 en el marcador.
No reaccionó el Celta tras el mazazo del gol y continuó siendo la nada absoluta sobre el terreno de juego. Se defendía como podía el conjunto de Benítez, pero los de Marcelino seguían entrando a su antojo al área rival.
Fruto de esta desconexión celtista, el Villarreal se aprovechó y aumentó su ventaja antes del descanso. Sacó la falta Parejo, prolongó Sorloth y Baena le pegó a romper. Guaita despejó la pelota, pero el rechace le quedó franco a Mandi, que solo tuvo que empujarla para que el 2-0 subiese al marcador. No obstante, el VAR revisó la jugada por un posible fuera de juego, aunque finalmente fue válido. Así se llegó al final de los primeros 45 minutos.
Ni los más disfrutones y locos del fútbol hubiesen vaticinado el espectacular comienzo de segundo tiempo que se vivió en La Cerámica. Nada más comenzar, Alberto Moreno cayó en el área y Soto Grado decretó la pena máxima. Un tanto dudosa, ya que el defensor parece que se tropieza él mismo tras un mal control. Parejo se llenó de valor y con un tiro cruzado colocó el 3-0 en el electrónico.
Si cualquiera hubiese mirado en marcador en ese momento, hubiese pensado que el partido estaba visto para sentencia. Pero nada más lejos de la realidad. El Celta recortó distancias en el 52' con un remate de Douvikas al segundo palo tras una falta, pero que también tuvo que ser revisado ante la duda de un posible fuera de juego posicional.
Fueron los mejores minutos del Celta sobre el césped y, a su vez, los peores del Villarreal. Tanto, que en el minuto 57, Larsen colocó el 3-2 y llevó todo el miedo a la afición 'groguet'. La puso rasa Manu Sánchez y el delantero entró libre de marca para mandar el esférico al fondo de la red.
El cuadro vigués siguió acechando la portería de Jörgensen y la defensa del 'submarino amarillo' empezó a achicar agua como pudo. No obstante, los de Benítez pecaron de esa falta de puntería y pizca de suerte tan necesaria en estos choques.
El partido entró en su recta final y el añadido se previó muy cuantioso, ya que había habido muchas interrupciones en el juego por una u otras razones. Y así fue, hasta 15 minutos mostró la tablilla del cuarto árbitro.
Eso sí, estos minutos fueron más tranquilos y sosegados que los anteriores, aunque el Celta siguió apurando sus opciones mientras el Villarreal trató de matar el partido, así como de defenderse y dejar pasar el tiempo.
Soto Grado decretó el final del tiempo reglamentario y los tres puntos se quedaron en la Cerámica. Un choque donde ninguno de los dos conjuntos pueden estar del todo orgullosos, pero donde fueron los locales los que se tomaron un respiro, mientras que los visitantes se siguen hundiendo cada vez más.