Qué manera de bailar

Música o fútbol. El Villarreal no sabría decantarse por una opción u otra. Qué manera de bailar la del conjunto de Marcelino García Toral, que pasó por encima de Osasuna con el 4-2 en la jornada 34 de Primera División. Una coreografía digna de cruzar la pasarela y participar en la próxima edición de la Champions League. Minimizando defectos y aprovechando virtudes con una pareja que, sencillamente, no puede estar mejor sincronizada. Ayoze Pérez y Thierno Barry danzan al compás entre dobletes y aportaciones realizadoras que hacen soñar al Estadio de la Cerámica. Y a lo grande.
Una partida a la hora de la siesta que Rubén García quiso agitar con el tributo al honor, aunque de nada sirvió en el cómputo global. El consuelo de Vicente Moreno es que su plan mostró algo de dignidad a raíz de superar el descanso. Pero la parroquia 'grogueta' festejó el regreso de Álex Baena... y ahí se apagó cualquier alarma. En su primer contacto con el esférico, apuró a línea de fondo y le regaló la contribución a Nicolas Pépé. Solo tuvo que poner la cabeza. Y Aimar Oroz aportó el corazón para brindar esperanza con el marcador definitivo desde la pena máxima gracias al ojo del VAR.
Se suele decir que, a quien madruga, Dios le ayuda. Con un cable o no, el 'submarino amarillo' quiso alcanzar velocidad de crucero nada más empezar. En 2 minutos, Dani Parejo abrió las aguas del marcador. Para celebrar que suma más partidos que Leo Messi en Primera División, interceptó en zona de influencia y le liberó el camino del gol a Ayoze Pérez. El mismo que tumbó a Unai García en la marca, se perfiló a su zurda y superó a Sergio Herrera con la ayuda del larguero. Taza de té en la celebración para amenizar la hora de la siesta y lanzarse a por el sueño de la Champions League.
Los de Vicente Moreno quisieron reaccionar por momentos. Luiz Júnior, aunque sea un mar de dudas en el juego aéreo, atrapó con facilidad un latigazo lejano de Ante Budimir. Prácticamente, la única ocasión de los visitantes en la totalidad de la contienda. Y cuando más pudo empatar el plan ajeno, Nicolas Pépé apretó los dientes y comenzó a brillar. Le puso un balón tan excelso al espacio a Thierno Barry, que el delantero francés solo tuvo que estirar la pierna para ampliar las distancias en el luminoso con el 2-0. Qué carisma de persona, de delantero y qué dupla letal tiene el Villarreal.
Todo está en ese punto de la temporada en que los trofeos se asoman a la realidad. Y Ayoze Pérez tiene una cara de Zarra que no puede con ella. El insular siempre quiere más y colocó el número 16 en el contador anotador de su campaña en Primera División. Cómo no, en una situación de contragolpe que pasó por la visión del '19' que vuelve a recuperar la confianza que demostró en el Lille. Al primer toque, de calidad e inalcanzable para la estirada de Sergio Herrera. El '22' sacó los pasos prohibidos para presumir de un 3-0 a favor en 39 minutos. La apisonadora no conoce la piedad.
Vicente Moreno quiso reaccionar desde el banquillo. O más bien, intentar que el daño no fuera mayor. Bryan Zaragoza asaltó el verde y Moi Gómez se quedó en el vestuario. A su vez, Marcelino García Toral colocó a Pau Navarro en detrimento de un Kiko Femenía que sintó molestias en su pierna derecha al borde del intermedio. Pese al movimiento desde la zona técnica, la historia no contó otro nudo. Hasta Santi Comesaña se atrevió con una volea de primeras, a bote pronto y con su zurda para fantasear con el 4-0. El problema fue que el larguero le negó la fiesta desenfrenada al ambiente.
Un Estadio de la Cerámica que vivió en sus carnes eso que se suele decir: Osasuna nunca se rinde. Ante Budimir encontró a Rubén García en la media luna y el '14' sorprendió a Luiz Júnior con un zurdazo hacia el palo más cercano. 3-1. Sin embargo, Marcelino García Toral aprobó el regreso de Álex Baena. Y el '16', en su primer contacto con la redonda, apuró a línea de fondo y le puso un caramelo a la cabeza de Nicolas Pépé. La guinda a la actuación del ilusionista que quiere triunfar en España. El 4-1 llevó al pisotón de Sergi Cardona sobre Rubén Peña que acabó en los 11 metros.
Quintero González revisó la posible infracción en la pantalla del VAR, que le salvó los muebles. Indicó la pena máxima y Aimar Oroz hizo el resto engañando a Luiz Júnior. El balón, a la derecha del pateador. El portero, hacia el lado opuesto. 4-2 y punto final al relato en el Estadio de la Cerámica. Qué manera de bailar tiene el Villarreal. Pasos firmes, actitud descarada y ambición intacta con la Champions League como el escenario soñado para sacar los pasos prohibidos. Y pese a todo, la imagen final de los navarros endulzó el amargo sabor de boca que se llevó de Castellón de la Plana.