Al Villarreal casi le da un amarillo

Este Villarreal sigue viviendo en el mismo contexto futbolístico. La única diferencia con el antes y el ahora es que se abona al sufrimiento, pero sí es capaz de amarrar sus partidos por victorias. El 'submarino amarillo', que ha sufrido dos cambios de entrenador en cuestión de 3 meses, parece haber encontrado el candidato ideal y veremos si es capaz de arreglar esas desconexiones que se vienen dando a lo largo del curso.

Marcelino sigue marcando sus partidos por victorias. El de Villaviciosa se estrenó con buen pie en Copa ante el Zamora (1-2), continuó con la buena racha frente a a Osasuna en liga y ahora en Europa League frente al Panathinaikos, lo que le ha valido para sacar el billete para la próxima ronda de la Europa League.

Buena parte de culpa es de Álex Baena, Comesaña y Morales, los goleadores de la noche europea en La Cerámica. Estos tres arreglaron lo que pudo ser un desastre total porque los helenos, del 50' hasta el final, plantaron batalla y estuvieron muy cerca de empatar un encuentro que tenían perdido.

Sólido y contundente

El Villarreal saltó al campo con las ideas claras, ya que sabía que debía llevar la iniciativa para intentar acerarse al gol y, por ende, a la clasificación. Los primeros minutos fueron de dominio castellonense, pero los griegos fueron capaces de rehacerse a raíz de un golpeo potente de Rúben Pérez que repelió Reina, una acción que dio un plus a los visitantes.

El Panathinaikos consiguió anular a su oponente y se dejó ver en varias ocasiones por el área local, aunque sin poner en aprietos reales al cancerbero madrileño. Pese a que los de Jovanovic sacaron la cabeza, los jugadores de Marcelino también lo hicieron a partir del minuto 20. Morales estaba con la luz encedida e Ilias empezó a entrar en juego.

De hecho, el hispanomarroquí realizó una gran acción individual y metió un pase preciso a Álex Baena ante 3 rivales. El almeriense, ya ante la salida de Brignoli, picó la pelota por encima del portero y abrió el marcador en La Cerámica. El 1-0 llegó en el 29' y 5 minutos después entró a escena el 2-0. El 'Comandante' encaró en el costado izquierdo y cedió a Comesaña, que recortó con un toque y fusiló al portero con un tiro cruzado al palo derecho.

El Villarreal dejó prácticamente el partido visto para sentencia con 2 goles en un santiamén, en el que se presumía que iba a ser el partido más plácido del curso. Sin embargo, el Panathinaikos y el propio 'submarino amarillo' se empeñaron en que no fuera así en el segundo tiempo.

Desconexión y tensión

Tras la reanudación, el Villarreal no tuvo otra cosa que hacer que ampliar su ventaja con el tercero. Un error en la salida de Arao propició que Álex Baena metiera un pase filtrado a Morales, que batió por bajo a Brignoli. El 3-0 parecía ser una losa muy pesada para el conjunto griego, pero no fue tal.

Los helenos se rearmaron y ejercieron una presión muy alta en campo contrario. Fruto de ello llegó un gol anulado a Cantalapiedra por fuera de juego milimétrico, tras un centro raso de Palacios desde el costado derecho. Pese a que desde la sala VAR no validaron el tanto, los visitantes siguieron a lo suyo y encontraron el premio del gol en el 66'.

Un intento de despeje de Baena se convirtió en un penalti tras patear a Cantalapiedra. Ioannidis se encargó de ejecutarlo y estrelló el balón en la madera, pero el argentino Palacios estuvo atento y puso la pierna firme para aprovechar el rebote (3-1). Los griegos sabían que tenían tiempo para intentar la machada y en el 81' dejaron constancia de ello.

Balón a la espalda de los centrales, Ioannidis salió corriendo como alma que lleva el diablo y superó a Reina. Al Villarreal le entró unos sudores muy fríos que finalmente no fueron a más porque los griegos no remataron la faena. En el 94', el '7' del Panathinaikos vio cómo Gabbia le sacó una pelota en las narices del portero, una opción buenísima que se le escapó.

El cuadro castellonense estaba destinado a sufrir y más si cabe tras una doble parada de Brignoli, que le negó el gol a Gerard Moreno y que se levantó del suelo como un resorte para tirarse y rechazar el disparo de Alberto Moreno. Caras de felicidad para los de Marcelino y caras de tristeza para los griegos.

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