Esto es la Copa del Rey. La competición que hizo posible que, durante 38 minutos, un Segunda Federación soñase con eliminar a un Europa League. Sin embargo, la lógica acabó imponiéndose a la fantasía y demostró que este sí es el camino a seguir. El de un equipo que lleva toda la temporada rodeado por sombras y que, gracias a Marcelino García Toral, está dispuesto a cambiar el rumbo de su destino.
El Villarreal sufrió de lo lindo, pero consiguió vencer al Zamora (1-2) en el choque que abrió el telón de la 2ª ronda en la Copa del Rey. El gol de Asier Etxaburu se quedó corto ante el doblete de José Luis Morales. Los tantos del 'Comandante' esquivaron la que hubiese sido una hecatombe sin paliativos en Castellón. Pese a ello, la imagen de un alma que vive a 3 niveles de diferencia fue digna de elogiar.
Sí, pero no
Quizás fue la contradicción que definió el inicio de la etapa 'grogueta'. Sí, pero no. Es decir, hubo argumentos que confirmaron el dominio del 'submarino amarillo', aunque cabe recordar que la posesión no sube al marcador. Esa tarea está reservada para los goles, que no quisieron presentarse en clave visitante con motivo del duelo que se disputó antes de tiempo por motivos del calendario con la Europa League al horizonte.
Dani Parejo fue quien protagonizó la 1ª situación de peligro 9 días después de la presentación de su nuevo entrenador. En una falta bordada desde la frontal del área, el golpeo del '10' se marchó por encima del marco custodiado por Fermín Sobrón. Alberto Moreno, Alfonso Pedraza e incluso Manu Trigueros lograron fabricar sendos disparos. Dicho tridente tuvo un único factor común: impactar en algún cuerpo de la zaga local. El arte de la defensa fue cosa del Zamora.
La doble apuesta
El doble lateral en ambos costados fue la apuesta de Marcelino García Toral que no funcionó en el devenir del resultado. Con Alberto Moreno por izquierda y Adrià Altimira en la derecha junto a Alfonso Pedraza y Kiko Femenía por detrás, respectivamente. Un enclave táctico que pecó de inseguridad. No futbolística, sí en el sentido de que enfrente tenía a un Segunda Federación. Es lo que tiene la Copa del Rey: esto no entiende de categorías, sino de sensaciones.
Eso sí: el Zamora suplicó el paso por el túnel de vestuarios. El asedio del Villarreal en la previa del descanso fue más que contundente ante un enemigo que no lograba superar el círculo central. No obstante, fue la 'Cenicienta' de la eliminatoria quien transformó la calabaza en una carroza y lució tacones de cristal. Esos con los que el '16' rojiblanco surcó los cielos para firmar la gran campanada del 'k.o.'. Ni el rey de los optimistas confiaba en ella, pero estuvo predestinado.
Etxaburu soñó despierto
Asier Etxaburu aprovechó el caramelo regalado de Roger Marcé a balón parado para cabecear a la red. Pepe Reina pudo hacer más y vio cómo La Ruta de la Plata se vino abajo. Ese estadio que vio cómo su héroe soñó despierto con su presencia en el tercer peldaño de la Copa del Rey. De hecho, lo tocó con los dedos... hasta que el golpe de realidad llegó de la peor forma posible. En una cadena de acontecimientos fatídicos, José Luis Morales encontró la senda hacia el empate prácticamente sobre la bocina.
En una acción aislada, el balón precipitó sobre las botas del '15'. Por la tensión del ambiente, el disparo llevó encima la presión de una ciudad al completo e incluso alrededores. Tal fue así que tocó en el cuerpo de Javi Barrio segundos después de su ingreso al verde y modificó la trayectoria para la desgracia de Fermín Sobrón, Zamora y el romanticismo copero. 1-1 y Marcelino García Toral consiguió llenar sus pulmones de aire. Y falta que hizo porque la prórroga se presentó a escena.
Comandante en jefe
El comandante en jefe es la persona que tiene el mando supremo del conjunto en las fuerzas armadas de una nación. Pues bien, esa autoridad fue José Luis Morales. Por su apodo y porque no tuvo mejor momento ni escenario para marcar los primeros goles de su temporada. El del empate fue algo más que suerte, pero el 1-2 fue el fruto de la inteligencia y el saber estar. Étienne Capoue se presentó en soledad sobre la cazuela y dibujó un pase de la muerte perfecto para su compañero. ¿El resto? Remontada.
El Zamora tuvo en la cabeza de Asier Etxaburu el gol que forzaba la tanda de penaltis. Pese a la sencillez de la que presumió, el testarazo no encontró los 3 palos pese a que Pepe Reina estuvo fuera de posición. En definitiva, el Villarreal demostró que este sí que es el camino a seguir en el estreno de Marcelino García Toral. Más que nada, por el ejercicio de coraje de convivir con la presión, darle la vuelta a la tortilla y seguir vivo en la Copa del Rey.