Mate, milanesa y felicidad

Era la hora de almorzar y en La Romareda se lo tomaron al pie del plato. Tres ingredientes, tres recetas y tres puntos que se quedan en el recinto 'maño' tras un cóctel magnífico, sinónimo de estabilidad y punto de inflexión de cara a la permanencia.

El Zaragoza se guisó la goleada al Leganés (3-0) en el choque correspondiente a la jornada 31 en Segunda División. Valieron las dianas de Giuliano Simeone, Valentín Vada y Miguel Puche en un partido prácticamente sin apuros para el cuadro de Fran Escribá.

Argentina está en La Romareda

El mate y la milanesa quisieron formar parte del menú local. El primero lo puso Giuliano Simeone, quien presentó su candidatura al gol de la temporada. El '20' cazó el balón en tres cuartos de campo, se marchó de dos gracias a un rechace, dejó a tres oponentes con un solo movimiento y tuvo la sangre fría de superar a Asier Riesgo con una deliciosa vaselina. 1-0 y la locura se desató en el templo de los 'leones'.

El segundo fue obra de Valentín Vada. La conexión argentina condimentó el partido. El autor que abrió la lata impactó el cuero en la mano de Sergio González, lo que acabó con García Verdura viajando a la pantallita. El VAR rectificó y el colegiado señaló el punto fatídico. El '11' erró el penalti, pero doblegó las distancias en el luminoso gracias al rechace del meta 'pepinero'. 2-0, aunque faltaba la guinda.

El estreno goleador de Miguel Puche

Miguel Puche fue el encargado de servir el postre. Bebé combinó con Carlos Nieto en una jugada fabulosa desde la izquierda y el lateral zurdo blanquillo centró al primer palo. Lo demás fue mérito del '7', quien espabiló a la línea defensiva oponente para recoger el balón de la red. El coraje, el sacrificio y la garra del delantero colocaron el 3-0 definitivo en La Romareda en su estreno goleador.

El Leganés ejecutó una actuación para el olvido, mientras que el Zaragoza pegó un puñetazo en la batalla por la salvación. Los locales tuvieron efectividad y demostraron la ambición por el triunfo para ascender, momentáneamente, hacia la decimotercera posición desde la decimoctava. Cinco escalones en cuestión de dos horas, ni tan mal.