Thibaut Courtois y Kevin De Bruyne son dos de los hombres de moda en Bélgica. La selección de Roberto Martínez ha conquistado el bronce en Rusia, su mayor logro en un Mundial en toda su historia, y el 'blue' y el 'citizen' han sido muy importantes para el combinado 'devil'.
Pero pocos recuerdan que fue el mismo club el que catapultó a ambos jugadores. El Genk belga, con una de las canteras más prolíficas del país, incluso disfrutó a los dos jugadores en su primer equipo durante algunas temporadas.
De hecho, el club de Limburgo aportó tres canteranos a la Selección Belga: Courtois, De Bruyne y Casteels, que también formó parte de esa camada del Genk de principios de década. No obstante, el portero de Wolfsburgo no tuvo participación en la Copa del Mundo.
Por un lado, está el portero del Chelsea, que podría ser madridista próximamente. Thibaut Courtois fue reclutado por el Genk cuando jugaba en el modesto Bilzerse y estuvo tres temporadas bajo los palos del Luminus Arena. Eso sí, sólo fue indiscutible una campaña.
El Chelsea consiguió hacerse con sus servicios por ocho millones, pero jugó cedido en el Atlético tres años. En su última temporada a la orilla del Manzanares, fue subcampeón de la Champions, en la recordada final de Lisboa en 2014 que se llevó el Madrid.
Sin embargo, sus grandes actuaciones de rojiblanco le valieron un sitio en el Chelsea de Mourinho para la 2014-15 y aún sigue oficialmente como futbolista 'blue'. Curiosamente, el guardameta llegó a Stamford Bridge junto a otros dos atléticos: Filipe Luis y Diego Costa.
La historia de De Bruyne es más rocambolesca. Debutó en el Genk la misma temporada que Courtois, la 2008-09. Se asentó en el equipo durante las tres siguientes temporadas, aunque sólo compartió vestuario con el actual jugador del Chelsea durante las dos primeras.
En 2012, el Chelsea le fichó por la misma cifra que adquirió a Courtois: ocho millones. También se fue cedido, pero sólo una temporada, y en su caso jugó en el Werder Bremen. Estuvo media temporada en Londres, donde coincidió con sus compañeros belgas Hazard y Lukaku, pero apenas tuvo participación: sólo 132 minutos.
En enero de 2014, puso rumbo al Wolfsburgo, que invirtió 22 millones de euros y, justo dos años después, volvió a Inglaterra, al Manchester City. Los citizens pagaron 76 millones, que De Bruyne ha amortizado de sobra. Hoy en día es el estandarte de un equipo que aspira a ser campeón de Europa.
Dos jugadores de talla mundial que el Genk tuvo el placer de disfrutar durante tres campañas. Nos preguntamos si en el club limburgués se imaginarían que, casi una década después, sus dos canteranos iban a contribuir a regalarle una medalla de bronce a la Selección Belga en un Mundial.