Más de 900 días sin vestirse de corto son demasiados hasta para el más tenaz de los futbolistas. Por ello, Viktor Fayzulin ha decidido poner punto final a su carrera de manera prematura, a los 31 años (cumplirá 32 próximamente), en el Zenit de San Petersburgo, club en el que cosechó los mayores éxitos de su carrera.
Este internacional ruso, que había brillado en el camino al Mundial de Brasil con el combinado del este, se encontraba en el punto culminante de su carrera cuando una grave lesión de rodilla comenzó con un calvario que aún no ha acabado. Antes, había destacado en el Spartak Nalchik, desde donde dio el salto al Zenit de San Petersburgo que sorprendería al mundo del fútbol ganando la UEFA y la Supercopa de Europa la pasada década.
Años después, totalmente asentado en el Zenit, Fayzulin era una de las estrellas del fútbol ruso cuando la mala suerte, en forma de una grave lesión, le llegó a visitar durante un enfrentamiento ante el Amkar Perm. Acababa de jugar media hora ante el Valencia en la Champions cuatro días atrás, pero su rodilla dijo basta en el campeonato ruso.
El futbolista, que sabía que se iba a perder la Eurocopa de Francia, trabajó a fondo para volver a los terrenos de juego, pero los días fueron cayendo como losas sin que pudiera volver a jugar. Primero, 50 días... luego, 100. De repente, un año. Y casi sin darse cuenta, más de 900 días sin poder jugar.
Harto de luchar por una recuperación que no llega, este jugador, que disputó 24 partidos con la Selección Rusa, ha decidido dejar el fútbol en julio. Es la fecha en la que acaba su contrato con el Zenit, un equipo que ha trabajado junto a él para recuperarle y que le ha acompañado en este duro periplo. Será entonces cuando empiece una nueva vida para alguien que ha comprendido en estos casi 1.000 días que el fútbol no lo es todo.