Se medían el líder, invicto, contra el colista, con un único triunfo en su casillero, el cual además le fue deducido por sanción federativa. Se veía venir una goleada 'bianconera', pero el Calcio no acostumbra a ser prolífico en ese aspecto. Aunque en un equipo con Cristiano y Dybala como delanteros, todo es posible.
Los primeros minutos evidenciaron que ibamos a presenciar el partido esperado. El Chievo no quería correr riesgos, y se defendió sin dejar huecos a la Juventus.
Una Juve que no parecía tener ninguna prisa por marcar. Como si supiera que el tanto podría llegar de un momento a otro. De hecho, hasta parecía que los pupilos de Allegri no se tomaban en serio el partido.
Porque la primera ocasión de peligro fue para el Chievo, obligando a Mattia Perin, hoy titular en lugar de Szczesny, a volar para evitar males mayores. Entonces sí, la Juve reaccionó.
Y empezaron a sucederse los ataques sobre la meta de Sorrentino, pero la zaga 'gialloblu' no flaqueó y evitó por sistema las ofensivas juventinas. Hasta que probó suerte Douglas Costa con la individual y sorprendió a todos.
Condujo por el carril central, y al ver que no tenía pase, se sacó de la manga un zurdazo cruzado al que no llegó Sorrentino, haciendo el primero de la tarde.
No jugaba mal el Chievo, y se mantuvo fiel a su filosofía pese al gol. No les entraron las prisas a los veroneses y siguieron haciendo su fútbol, a la defensiva y a la contra.
La Juve, cómoda en el terreno de juego, empezó a buscar con descaro a Cristiano, pero el que brilló con luz propia hoy fue Bernardeschi.
Conforme el partido se fue acercando al descanso, el Chievo subió una marcha, lo que empezó a dejar más huecos para que la Juve crease peligro. Así, entre Cristiano, Bernardeschi, Dybala, Emre Can y compañía empezaron un asedio sin piedad.
Y aunque el Chievo dispuso en esa recta final de alguna ocasión de cierto peligro, el gol llegó en la otra portería. Se sacó Paulo Dybala un pase de fantasía para Emre Can por donde no había hueco, y el alemán resolvió el mano a mano ante Sorrentino con maestría.
El 2-0 fue un mazazo, pero el descanso evitó males mayores al Chievo. Les sirvió a los visitantes para aclarar ideas y tácticas, y salieron al segundo tiempo con el ánimo cambiado, dispuestos a plantar cara, y, por qué no, soñar con al menos un empate.
Pero lo que se encontraron fue con un penalti en contra en el minuto 51. Le tocaba a Sorrentino bailar con la más fea, después de haber evitado el 3-0 con una magistral parada de reflejos.
El VAR revisó que, en efecto, hubo mano de Bani, y Cristiano se dispuso a lanzar la pena máxima. Pero aunque el luso lo tiró bien, fuerte y pegado al poste, Stefano Sorrentino lo hizo mejor, y le detuvo el lanzamiento al especialista luso.
El Chievo, espoleado por la parada y refrescado por los tres cambios, realizados casi de forma simultánea en apenas cinco minutos, se envalentonó, pero el ímpetu le duró muy poco.
Lo que tardó el club turinés en olvidar lo sucedido y, una vez más, jugar por y para que Cristiano se sacase la espinita con un gol. Pero hoy no era su día. Ni él ni Bernardeschi fueron capaces de batir a Sorrentino, por mucho que lo intentaran.
El Chievo, aunque no bajó los brazos en todo el partido, acabó siendo consciente de que sacar algo positivo iba a ser imposible, y terminó por suicidarse, futbolísticamente hablando, con una falta sobre Matuidi casi en la línea de fondo.
Bernardeschi la puso en la cabeza de un Rugani que estaba completamente sólo y el zaguero italiano sentenció, si es que no lo estaba ya, el partido a seis minutos del final. La defensa del Chievo hizo aguas a la hora de defender esta ocasión de peligro, quizá obsesionados con evitar el remate de Cristiano, y pagaron el precio esperado.
La Juve volvió a ganar, y ya van 18 veces en 20 jornadas. Sólo se ha dejado cuatro puntos, en dos empates. El Chievo cosechó en Turín su undécima derrota de la temporada, y sigue colista con ocho puntos, cosechados en ocho empates, porque los tres sumados la pasada jornada con su victoria ante el Frosinone le fueron descontados por sanción. A perro flaco todo son pulgas, ya saben.