Cuando Messi se pone delante de un micrófono hay que poner el oído. El capitán del Barcelona no es un jugador al que le guste la exposición mediática ni los millones de 'likes' en las redes sociales. Messi es esa bandera que se mueve cuando arrecia un viento fuerte.
Son varias las veces que el astro argentino ha salido en una temporada que ha ido de más a mucho menos con la entrada del año 2020. Parón mediante, Setién no ha sabido dar con la clave y el juego del equipo no ha gustado en absoluto a un Messi que lleva mandando avisos y advertencias sobre que hay que mejorar varios meses. Los mensajes no han surtido efecto y el Barcelona ha perdido la Liga tras una vuelta poco digna y en la que, como dijo Leo, el Barça ha ayudado al Madrid a levantar el título.
En octubre apareció tras la victoria ante el Inter en la Champions para admitir que el equipo pasaba por "un momento complicado" y aprovechó para dar un toque sobre la gira y los miles de kilómetros que pueden afectar al rendimiento del equipo.
"Por la pretemporada estamos pesados, no busco críticas, pero es una realidad. Cuando se viaja no se entrena bien, volvimos y nos fuimos a ir, no se trabaja bien y no tenemos una base de entrenamientos, pero vamos en crecimiento", afirmó.
Otra de sus destacadas intervenciones fue cuando Abidal dijo que "muchos jugadores no estaban satisfechos ni trabajaban mucho" , declaraciones a las que el atacante contestó a través de las redes sociales para defender al equipo y dejar claro que cada uno es responsable de sus actos. Así es Messi, un jugador al que le gusta tener todo en su sitio y hacer autocrítica cuando es necesario.
Con el paso de los meses, Messi ha tenido que sacar la cabeza en momentos puntuales para intentar reconducir el rumbo, quizá demasiado para su gusto. La salida de Ernesto Valverde fue un palo y apenas había pasado un mes cuando Leo ya comenzó a dar avisos de lo que podía ocurrir, siempre con la Champions de por medio al ser uno de sus mayores deseos.
"Si queremos la Champions, tenemos que crecer, y mucho. Hoy por hoy no nos alcanza como estamos", fueron las palabras del capitán en las portadas de los medios de Barcelona, a las que después hizo referencia Setién para llevarle la contraria a su jugador, al que idolatra, y decir que sí que podían ganar perfectamente la Liga de Campeones.
Leo sabe perfectamente dónde está, la exigencia y la necesidad de ganar que tiene el Barcelona en cada momento, además de que es el padre de una plantilla que gira a su alrededor por mucho que se niegue a decir que no tiene ni voz ni voto en las decisiones del club. En lo deportivo, Messi es el estandarte.
Por eso, el astro rosarino no quiere que el club se la pegue de nuevo, se niega a dar una imagen como la que el equipo dio frente a Osasuna y ha regresado con ese mensaje contundente y claro que recorre todas las entrañas del club 'culé'.
"No deberíamos haber perdido, este partido refleja el año nuestro. Es el momento de hacer autocrítica", dijo un Messi que ya lo estaba viendo venir desde meses atrás.
Y acabó recordando todas sus palabras anteriores, como con la rabia interior de quien conocía el final y no se ha hecho nada para cambiarlo. "Ya dije que no nos daba para la Champions y al final tampoco nos ha dado para la Liga", concluyó.
A Messi le duele más que a nadie cada tropiezo y cuando habla hay que sentarse a analizar porque su voz aparece antes y en medio de cada tormenta (han sido varias este curso) para tratar de conseguir la calma. Mucho debe cambiar el Barça si quiere dar el golpe que Messi ansía en la Champions.