Hace ya cinco años de su último partido con la camiseta del Liverpool. El 11 de mayo del 2014, Luis Suárez pisó Anfield por última vez. Semanas de rumores anticipaban que volaría con destino a España (sonaban Madrid y Barcelona)... y una oportunidad así era difícil de rechazar.
El idilio entre Liverpool y Luis Suárez duró tres años y medio, pero fue intenso, tan intenso que el delantero no lo ha olvidado. Se labró a base de goles un lugar en los libros de historia del club (82 tantos y 27 asistencias en 133 partidos) y se convirtió en uno de los más queridos de la afición.
Desde su llegada en invierno de 2011, Steven Gerrard, la personificación del espíritu 'red', le tendió su mano. Con la bendición del eterno capitán, el ariete se hizo un hueco en el corazón de cualquier aficionado. Su entrega y su disposición para no dar un balón por perdido enamoraron a Anfield.
En su intensa aventura como 'red' pudo levantar un título en 2012 (Carling Cup), pero también vivió una de las grandes pesadillas del equipo en los últimos años. Fue un partido contra el Crystal Palace que ni la afición ni el propio Suárez olvidará nunca.
Se disputó el 5 de mayo de 2014, cuando Liverpool y City, a dos jornadas del final, se encontraban empatados a puntos en la cabeza de la Premier. El Liverpool llegó a ponerse 0-3 por encima (Suárez marcó un gol), pero acabó empatando a causa de una remontada histórica del Crystal Palace en los últimos once minutos.
Las tablas, tras la victoria del Manchester City, provocaron que el Liverpool dijera prácticamente adiós al título. Fue un golpe durísimo para Luis Suárez a semanas del peor momento de su carrera (el mordisco a Chiellini en el Mundial de 2014). El charrúa terminó el partido totalmente abatido.
Gerrard acudió a consolarle, pero no encontró la manera. Lloró, aunque no se llegaron a ver sus lágrimas, porque se tapó la cara con la camiseta del equipo que tendrá enfrente este miércoles. Será su segundo reencuentro tras el amistoso veraniego de 2016, pero esta vez hay una final en juego.