Son tres situaciones límite, pero enmarcadas en diferentes circunstancias deportivas. Alavés y Betis firmaron su salvación semanas atrás, pero la convivencia con su entrenador se ha enturbiado desde entonces.
En el caso del Girona es al revés. El equipo vaga camino de Segunda, tras encadenar derrota tras derrota hasta caer en los puestos de descenso y, sin embargo, su técnico goza de la plena confianza de la directiva.
El que quizá peor lo tenga de los tres es Quique Setién. El entrenador del Betis firmó, ante el Levante en Valencia, su tercera derrota consecutiva. El Betis, llamado a meterse en algo más que la Europa League, podría quedarse hasta sin el séptimo puesto.
Si aguanta hasta el lunes, cuando el Betis reciba al Espanyol, el Villamarín dictará sentencia. Si tras el partido del Valencia (1-2) ya se escucharon de forma generalizada los gritos de "Quique vete ya", ante los 'pericos' el recibimiento a su entrenador puede ser más que hostil.
La situacion de Abelardo se ha enrarecido en los últimos días. El objetivo al principio de la temporada era la permanencia, pero los buenos resultados cosechados mantuvieron al equipo en puestos de competición europea.
Sin embargo, la mala racha final han convertido el sueño de volver a Europa en algo tremendamente complicado, pues como el Betis sólo le queda aspirar a la séptima plaza.
Además, la confirmación de que Abelardo no seguirá la próxima temporada, con insinuaciones por parte de la directiva de que el propio técnico lo había filtrado, han terminado de ensuciar la relación entre ambos.
Y qué decir del Girona. Ante el Valladolid, en Zorrilla, firmó su sexta derrota consecutiva y cayó en puestos de descenso. El club, para acallar los rumores, ratificó públicamente a su entrenador, pero la situación deportiva es límite.
Este fin de semana recibe al Sevilla, y una nueva derrota podría hacer cambiar de parecer a Quique Cárcel.
Un cambio de entrenador es algo que es siempre traumático, pero en ocasiones necesario para enderezar el rumbo de un equipo que vaga perdido. Sin embargo, hay que estar muy seguro de lo que se hace para llevarlo a cabo con sólo cuatro jornadas por delante.