Parecía que se acabó. Que su prometedora carrera había llegado a su fin. Pero no. Aguantó y acertó al aceptar una oferta que le llegó desde el aún desconocido fútbol polaco. Hoy trabaja por ser uno de los mejores centrales de la Superliga Griega.
Dani Suárez se temió lo peor. "Los doctores me dieron que no podría volver a jugar, que lo dejara. Había empezar a estudiar INEF", aseguró, recordando su infame lesión, en una entrevista con el diario 'AS'.
Había dejado el Real Madrid. Había fichado por la Ponferradina, pero no llegó a debutar. Ahí empezó su calvario. "Después de aquello nadie me quería", recordó.
"Pero me escribieron por Facebook para que fuera a hacer unas pruebas en Polonia. Me arriesgué y salió bien", añadió, al respecto. En Polonia estuvo tres temporadas, en las que jugó 94 partidos.
Y entonces le llamaron de Grecia. Del Asteras de Trípoli. "Aquí me siento importante. Estoy jugando y disfrutando mucho del fútbol", reveló.
Ayuda, qué duda cabe, la gran invasión de futbolistas españoles que copan las plantillas de los clubes griegos y chipriotas. De hecho, en el Asteras son, con él, diez.
Dice sentirse con 30 años mejor que con 24. Y es que hay una cosa que es innegable: si encuentras un sitio en el que te sientes como en casa, se nota.