El Eintracht de Frankfurt afrontaba la vuelta de la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Europa League ante el Salzburg con un resultado global de 1-4, uno más que favorable para salir del paso. Pero las cosas tardaron muy poco en complicarse.
Diez minutos después de comenzar el partido, Ulmer marcó para los locales y puso las bases de lo que muchos aficionados pensaron en ese momento que podía ser una remontada épica. Al fin y al cabo, quedaba tiempo y las gradas estaban a su favor.
Hacía falta sofocar esta revuelta y apareció André Silva para hacer el trabajo. En una contra letal de los suyos, Kostic le puso un centro preciso desde la banda y el delantero se encargó de mandarlo al fondo de las mallas con un testarazo a la carrera.
Solo 12 minutos antes, le dio al palo en lo que era hasta el momento la ocasión más clara para empatar. Los aficionados quedaron intranquilos, pero pudieron relajarse en cuanto en atacante acabó el trabajo y firmó el empate, que transformaba el resultado global en un 2-5.