No es ajena a las grandes ligas la posibilidad de que un club de fútbol se hunda bien por malas decisiones desde la dirección o bien por un devenir deportivo desastroso. En el caso del Astra Giurgiu, se unen a la coctelera de factores una serie de polémicas que han llevado al proyecto al último puesto de la Tercera División.
En la actualidad, muestra una diferencia de goles de -60 desde la décima plaza de su grupo, el cuarto, de la categoría de bronce del balompié de su país. Cero puntos en seis encuentros, con derrotas en todos ellos merced a resultados ignominiosos como un 0-12 ante el Unirea Bascov o un 19-0 frente al Arsenal Tunari, marcan su día a día.
La caída arrancó en 2021, desde cuando la plantilla, que ha sufrido multitud de cambios, ha experimentado dos descensos que la han alejado mucho de una élite que comandó en el pasado reciente. En 2015 y en 2016, de manera consecutiva, eliminó al West Ham United de la Europa League, lo que causó mucho orgullo entre sus seguidores.
October 1, 2022
Pero ¿cuál es el origen de este despropósito? Resulta que, en 2015, su otrora dueño, Ioan Niculae, fue encarcelado por financiar de manera ilegal al Partido Socialista de Rumanía. Aportó dinero en la campaña de 2009, lo que le terminó apartando de la dirección del Astra Giurgiu, que se vio obligado a despojarse de sus futbolistas de mayor calidad y verse sin rumbo y sin recursos.
Para lamento de sus aficionados, lo peor está por venir. Diez puntos separan al equipo del 'play off' de ascenso a Segunda y, a no ser que se dé un prácticamente imposible subidón en lo que queda de curso, el grupo está condenado a participar en unas eliminatorias para mantener la categoría en las que será el principal candidato a volver a caer.