Nadie contaba con el equipo austriaco a estas alturas de competición. Es más, los ojos miraban más hacia su hermano rico, el Leipzig, para el que llegaron más millones procedenes de Red Bull, la bebida energética que hace unos años decidió apostar muy fuerte por el fútbol.
Todas sus inversiones en la empresa del balón (también posee a los New York Red Bulls, Red Bull Brasil y RB Ghana) buscaban hacer crecer rápidamente a los clubes con dinero bien tirado, jóvenes mimados y entrenadores con ganas. La fórmula ha resultado todo un éxito en la bella Salzburgo.
El año pasado se esperaba que el Benfica levantara la Champions juvenil. Pero los austriacos sorprendieron una vez más, como antes al PSG o al Barcelona, en una temporada pluscuamperfecta.
Un fútbol intenso, físico y valiente llevó a esa sorprendente generación, con tipos como Xaver Schlager o Amadou Haidara a la cabeza. Y guiados por las grandes directrices de Marco Rose.
Ya maduros
Esos tres nombres son determinantes ahora en el primer equipo, al que se hicieron acreedores tras el año magnífico. El alemán ha clonado la táctica y la metodología que le surtía efecto en los juveniles; sus dos futbolistas son vitales en sus esquemas.
Una vez más, el rival parte con la vitola de favorito. Como pasó ante Real Sociedad, Borussia Dortmund y Lazio, las víctimas de los austriacos en las eliminatorias. El Olympique está más que advertido.
De hecho, ya fueron rivales en la fase de grupos. Victoria por 1-0 para el RB Salzburgo en su casa, empate en el Vélodrome.
Tan solo hay una certeza respecto a las semifinales: será la osadía lo que lleve al equipo revelación a la final o la que lo deje por el camino.