El Tottenham Hotspur prácticamente ha dicho adiós a la Premier League. El sueño de lograr ganar la liga se ha esfumado. Se lo ha robado el Manchester United.
Los 'spurs' tienen el liderato ya a nueve puntos, y el segundo puesto, en manos del City, se les puede escapar a cinco. Una distancia demasiado grande en una competición en la que parece que los candidatos al título no fallan.
El Manchester United, pese a haber reaccionado de su letargo con el cese de Mourinho y el nombramiento de Solskjaer, está lejos de ser un aspirante al título, pero la racha triunfal del noruego ha colocado a los 'red devils' empatados a puntos con el Arsenal, y a seis del Chelsea y la Champions.
El partido tuvo dos partes netamente diferenciadas. En la primera, el juego estuvo dividido, con ocasiones de peligro para ambos conjuntos, pero sin goles hasta la recta final.
Un robo de Lingard en el minuto 44 propició la contra del United. Balón para Pogba, éste la puso al desmarque de Rashford, quien dejó atrás por velocidad a Vertonghen y se la cruzó al palo largo a Lloris, imposible para el meta francés.
El tanto espoleó al Tottenham, que salió al segundo tiempo con ganas de empatar, con ganas de ganar. Le iba la vida en ello, casi literalmente. Pero entonces apareció él.
David de Gea, a veces cuestionado, a veces detestado, en esta ocasión fue el auténtico salvador y el artífice de un triunfo que sin él bajo palos no se entendería.
El en primer tiempo no se manchó los guantes. No tiró el Tottenham a puerta. Pero en el segundo lo hizo hasta en ocho ocasiones. Ocho disparos que el portero español detuvo sin miramientos, para frustración de Kane, Erikssen y compañía.
El United resistió el acoso del Tottenham y asaltó Wembley, robándole a los 'spurs' tres puntos vitales para confirmar que, con Solskjaer, este equipo es otro.