"El invierno y el verano en Madrid sólo son buenos. Desde la cuna a Madrid, y de Madrid al cielo", rezaba una de las obras de Luis Quiñones de Benavente, cuya última frase se convirtió con el paso de los siglos en un dicho popular para los madrileños, usado para vanagloriar las mieles de la ciudad.
Y de Madrid a Mestalla, donde el Madrid más necesitado encontró la victoria más saciadora. No por lo que supone en la clasificación de LaLiga, que salvo milagro se irá a las vitrinas del Barcelona, pero sí para enseñarle al PSG la patita, para que empiecen a darle vueltas a la cabeza por lo que puede venir el 14 de febrero.
El día de los enamorados, el día del Madrid. Es la fecha que todo 'merengue', incluido cada miembro de la plantilla, se ha marcado en el horizonte. Tras la inesperada eliminación en Copa, al Madrid sólo le queda la Champions, 'su' Champions, y va a morder por ella.
No parecía el Valencia el rival más propicio para ahuyentar la crisis, pero el Madrid soportó los mejores momentos valencianistas para acabar goleando en un tramo final de partido 'made in' Madrid. A la contra, entrando por banda o por el centro: como los puñales de antaño.
Volvió la 'bbc' a compartir titularidad y, aunque el único que descolló con goles fue Cristiano, el simple hecho de que este triunvirato de 'cracks' vuelva a juntarse es una gran noticia para el madridismo. Cruzando la frontera anda triunfal el PSG, que desmontó en la última jornada al Montpellier.
Mientras, en Mestalla todo tuvo color blanco. Hasta los cambios volvieron a surtir efecto a Zidane, que tiene poco más de dos semanas para aunar esfuerzos y pasión para que en Francia no toque fin de trayecto. De Mestalla al cielo, a poder ser el de París.