Los hechos sucedieron hace dos veranos, durante el 'V Festival' que se celebraba a mediados de agosto en Chelsmsford, Essex. Un guardia de seguridad fue alertado de que alguien estaba vendiendo drogas en el recinto, y siguió al futbolista, entonces sospechoso, hasta su tienda de campaña.
Cuando la abrió se encontró a Ngoo y a su compinche, Denzel Thompson, llenando globos con botellas de aire comprimido llenas de óxido nitroso, más conocido como 'gas de la risa'.
Vendían los globos llenos del gas a los asistentes al festival, y cuando fueron cazados 'in fraganti', tenían unas 1.600 libras en efectivo entre ambos.
En aquel momento Michael Ngoo tenía 23 años, y ya había comenzado su declive profesional. Llevaba desde 2013 encadenando cesión tras cesión, hasta quedar libre de su vinculación con el Liverpool en 2014.
El que fuera uno de los juveniles más prometedores de la cantera 'red' se perdió por el camino, y tras un año en el Kilmarnock escocés se quedó sin equipo. Y parece ser que se buscó otras fuentes de ingresos totalmente ajenas al fútbol.
Este episodio no le impidió fichar meses después por el Bromley, y más adelante por el Oldham Athletic, para finalmente recalar en el Tirana de Albania a comienzos del presente curso.
Su juicio finalmente tuvo lugar en este mes de marzo, y como era de esperar fue encontrado culpable, pero su buena conducta hasta la fecha evitó males mayores.
Ngoo ha sido condenado, como su compañero, a doce meses de servicios comunitarios. Reconoció que había cometido un "terrible error", asumió la responsabilidad de sus actos y expresó su deseo de reconducir su vida a través del fútbol, su profesión.
Eso evitó una condena mayor, pues la propia jueza, en la sentencia, reconoció que se habían superado los límites, por lo que podría haber mandado a ambos a prisión un breve periodo de tiempo, pero prefirió no hacerlo porque consideró más conveniente los servicios comunitarios.
El futbolista actualmente milita en el Tirana de la capital albanesa, y tiene permiso para abandonar el Reino Unido, por lo que parece que se librará de lo más engorroso de su sentencia, que además incluye el arresto domiciliario de seis de la tarde a cinco de la mañana, así como el pago de una multa de 3.000 libras, más otras 1.000 por las costas del juicio.