Ni el mismo Nick Pope se hubiera imaginado estar en la situación que está atravesando en estos momentos. A sus 25 años, el británico ha sido convocado con la Selección Inglesa para la Copa del Mundo.
Un premio que le llega después de haber subido todos los escalones de las categorías del fútbol inglés y eso que empezó siendo repartidor de leche con 12 años. Nick Pope se levantaba a las cuatro de la mañana para ganarse un dinero extra.
Pero el fútbol estaba siempre presente en él. Con 16 años, el Ipswich Town lo descartó, el equipo en el que se estuvo formando de pequeño, y decidió probar suerte en el Bury Town, club de la séptima categoría.
Poco a poco, el cancerbero fue creciendo y le llegó una oportunidad en el Charlton en 2011. Las cesiones a varios clubes le vinieron muy bien y dio el salto al Burnley en 2016. El joven portero debutó en la Premier con los 'clarets' el 10 de septiembre de 2017, una fecha que no olvidará.
La Premier ha llegado a su final y Pope ha sido uno de los más destacados. El cancerbero del Burnley, con 35 goles encajados, ha dejado la portería a cero en 12 partidos. Está en una gran forma y eso le permitió ser llamado por Southgate para estar con su país en los amistosos de marzo.
Ahora, el guardameta de los 'clarets' ha sido recompensado con la presencia en Rusia, después de que su nombre apareciera en la lista de 23 para el Mundial.