Lainez salió al terreno de juego en el minuto 25. Junior se retiró entre lágrimas, en camilla. Para ese entonces, el Betis iba perdiendo 2-0.
El mexicano tenía que echarse el equipo a la espalda y remar en contra. Su debut europeo no iba a ser un camino de rosas. Pero allí estaba Lainez, dispuesto a cambiar el devenir del encuentro.
Y Lainez se creció ante la adversidad, dando al Betis la peligrosidad que le faltó en los primeros compases del partido.
Apenas cinco minutos después de estar sobre el césped, el Betis firmó su primer tanto. A partir de ahí, Lainez no dejó de poner contra las cuerdas al portero del Rennes.
Hasta cuatro ocasiones seguidas tuvo antes del descanso. Demostró una conexión sin igual con sus compañeros de equipo: Lo Celso, Canales...
Tan metido estuvo Lainez en la dinámica del equipo que llegó a reclamarle a Lo Celso en un momento que se la jugara disparando cuando él merodeaba el área del Rennes. Muestra de que Lainez siempre quiere más.
El Rennes marcó el tercero de penalti, en el último minuto de la primera mitad. Pero ahí estaba Lainez para arreglar las cosas en la segunda parte.
Marcó el segundo para el Betis Sidnei, gracias a un paso del Joaquín. El tercero y último, el más importante, fue obra de Lainez.
Una volea cruzada desde dentro del área a la salida de un córner le sirvió a Lainez para dejar el marcador en un 3-3. Un empate que vale oro y la sensación de que Lainez puede aportar (y mucho) al Betis de Setién.