Habían pasado solo 21 minutos cuando el PSG ya mandaba con facilidad en el marcador. Todo lo había hecho Di María, que decidio cómo, cuándo y dónde.
Benítez avisó de que queria tener su noche con hasta tres paradas a remates a bocajarro en las primeras llegada del conjunto parisino, pero no sirvió más que para avivar la sed del equipo de Tuchel.
Icardi se alinó con el 'Fideo', al que dejaron solo desde el centro del campo por tener una defensa demasiado adelantada y a Di María le dio tiempo hasta tomarse un café. Colocó el cuerpo y disparo cruzado imposible para el portero del Niza.
Pero poco después volvió a frotar la varita con un gol de mejor factura. El argentino recibió un pase de Meunier a la espalda de la defensa y con la zurda y casi sin ángulo le hizo una vaselina a Benítez.
Una genialidad del delantero argentino ante la que todo el Niza se quedó de piedra.