Ousmane Dembélé dio el miércoles una doble buena noticia: ya estaba de vuelta en la ciudad deportiva y había dado negativo en el test por COVID-19. Sin embargo, nada más llegar han vuelto los lamentos. El extremo francés, según pudo saber 'AS', no está cumpliendo los plazos previstos para su recuperación.
A mitad de camino de los seis meses que se le diagnosticaron para la vuelta al fútbol, dicha información habla de las pruebas de control a las que fue sometido en la ciudad deportiva azulgrana y que revelaron que la masa muscular que posee a estas alturas está por debajo de lo esperado.
La cicatriz tras su grave rotura del tendón proximal del bíceps femoral del muslo derecho está bien, ya ha quedado completamente cerrada. Sin embargo, al no presentar el músculo la consistencia suficiente, las tareas que debía hacer a estas alturas no podrá completarlas. Dicho de otro modo: su sueño de jugar la Champions en agosto se esfuma.
Si ya de por sí había bastantes reservas con un futbolista que ha recaído varias veces de la misma dolencia, incluso cuando se ha sido previsor con él, ahora las habrá más. No ya pensando en su reaparición, sino de cara a usarlo como moneda de cambio en la próxima ventana de fichajes.
Así que la petición de Dembélé de ponerse en manos de los profesionales de la clínica especializada Aspetar, de Catar, no ha cuajado, algo que disgusta en el Barça, que le dio el visto bueno a regañadientes a la opción de comenzar su puesta a puntos fuera de la Ciudad Condal.
A partir de ahora, el atacante francés se pondrá a trabajar con un preparador específico del Barça cuya misión será encargarse de que el futbolista va cumpliendo los nuevos plazos para su recuperación.