Cierto es que Kylian Mbappé apunta a ser uno de los grandes de la historia por su precocidad y habilidad con el balón en los pies. Sin embargo, si hablamos de polivalencia, a Ousmane Dembélé no le gana ninguno de los jóvenes que marcarán el futuro.
El galo tiene la misma velocidad que el punta del PSG, mejor lectura del juego... y golpea el balón prácticamente del mismo modo con ambas piernas. Sólo en el olfato de gol le supera claramente su compañero y también amigo Kylian Mbappé.
En el verano de 2017, el de la salida de Neymar del Barcelona, el club azulgrana tuvo a tiro a los dos, pero se decidió por el futbolista del Borussia Dortmund. Le veía más complementario con Messi y con Luis Suárez, aunque las malas lenguas pronto criticaron la decisión.
Un año después, el tiempo parecía dar la razón a los críticos, sobre todo teniendo en cuenta los crecientes episodios de indisciplina del 'culé', pero Ousmane Dembélé ha sabido dar la vuelta a la situación en un puñado de meses.
Ya lleva más goles que en su mejor campaña, la 2015-16 en el Rennes, y su goteo de asistencias va también a buen ritmo. Ante el Leganés, firmó una de las mejores primeras partes que se recuerdan en el Camp Nou -exceptuando a Messi- en la última década y empezó a demostrar que quizás en el Barcelona no estuvieran tan equivocados cuando decidieron apostar todo a su fichaje, descartando al entonces jugador del Mónaco Mbappé.
Lejos quedan ya los tiempos en los que el galo se escondía y apenas aportaba cuando Valverde tiraba de él. Ante los 'pepineros' intentó 15 regates y se fue con facilildad una y otra vez de su par, repartiendo constantes pases de gol que no acabaron en la red de Cuéllar de verdadero milagro.
La charla que mantuvieron con él los pesos pesados de la plantilla tras sus problemas y retrasos parece que ha surtido efecto y ya nadie ve excesivos los 120 millones de euros que el Barça desembolsó para atarle.
Aunque el prestigio de Kylian Mbappé sigue pesando mucho, lo cierto es que la Ligue 1 no es LaLiga y sus prometedoras trayectorias, hasta ahora divergentes, podrían terminar por cruzarse.