Apenas tres asistencias en nueve partidos oficiales es el balance de Dembélé hasta la fecha, que ha estado cerca de cuatro meses lesionado, sembrando de dudas su potencial en el Barcelona.
Llegó con la vitola de estrella, 150 millones de euros mediante, para sustituir a Neymar, pero el joven delantero francés ha alternado lesiones con recaídas y desidia, alarmando a la parroquia azulgrana.
Más allá de echar al cocinero que el club le puso para controlar su afición por la comida rápida y no calentar en el Camp Nou para entrar ante el Atlético de Madrid, en el Barcelona preocupa su obsesión por las lesiones.
En este caso el '11' azulgrana comparte pánico con el blanco, Dembélé, como Bale, parecen jugar con el freno de mano, limitando su potencial por miedo a recaer en sus problemas físicos.
Durante la Supercopa de Cataluña, el delantero francés exhibió su falta de confianza en los 62 minutos que disputó, palpándose en el isquiotibial, parándose y probándose ante el Espanyol.
El carrusel de gestos similares a los que Bale realiza con asiduidad en el Real Madrid para estirar y calibrar el estado de los músculos, que tanto han lastrado su carrera en el Santiago Bernabéu.