En un bote neutral, el jugador madridista se llevó el balón y los jugadores malagueños pensaron que el rival les devolvería el esférico. Pero el merengue no sabía que debía ceder la posesión a los andaluces, por lo que aprovechó la situación para anotar.
Pero el técnico madridista Nacho Ferrer quiso dar ejemplo de deportividad a sus pequeños jugadores y ni siguiera dejó que su equipo celebrara el gol, pidiéndoles así que se dejaran marcar un tanto en el saque desde el centro.
Ferrer explicó a sus muchachos el por qué de esta acción: "No se han enterado, ha sido un malentendido. No podemos hacer eso. No ha sido culpa de nadie, pero somos el Real Madrid y eso no se puede hacer".
Sin duda, toda una lección de deportividad que les valdrá para el futuro y que debería repetirse, a diario, en todos los estadios del mundo.