Oviedo y Fuenla protagonizaron uno de los partidos más soporíferos de la vuelta del fútbol español. Con un conjunto asturiano levemente superior porque, al fin y al cabo, estuvo más cerca del gol, el empate a cero fue el resultado más justo. Faltó ritmo y faltaron ocasiones.
La primera mitad fue un esperpento. Había muchísimos errores y ninguno de los dos equipos era capaz de animar algo el enfrentamiento. La pelota circulaba por el centro del campo, pero no llegaba a las áreas con peligro. Cada internada era un intento frustrado.
Dentro del desierto que fue este tramo, los locales estuvieron más acertados. Al menos, chutaron a puerta en un par de ocasiones y provocaron una polémica. Pol abortó el chut más potable, que fue de Lolo con la testa, y la polémica residió en una posible mano de Prieto que el colegiado no consideró punible.
La cosa fue a peor en la segunda mitad. Empezaron mejor los 'kirikos' ante un Oviedo al que parecía no importarle firmar la paz. Dio un paso atrás y permitió que sus rivales ganaran territorio. Afortunadamente para ellos, fueron totalmente inofensivos.
Ziganda reaccionó con unos cuantos cambios y el más efectivo fue el de Borja Sánchez. No le duró mucho la magia, pero sentó las bases de un periodo de mejoría por parte de los asturianos que pudo acabar con algún gol. Un tiro de Luismi desviado y otro de Grippo de falta fueron las infértiles intentonas.
El cansancio terminó de rematar la faena haciendo todavía más lentas las jugadas -el ritmo fue muy bajo- y el Fuenlabrada se aprovechó de ello para ponerse a la defensiva y aceptar el punto. El 0-0 fue el resultado más justo a un choque carente de pólvora.