Pasan lustros, el fútbol se sigue disfrutando y sufriendo y nadie llega a asimilar que las estrellas no dejan ser aves de paso. Da igual el sentimiento, las décadas defendiendo una camiseta, los centenares de goles o las paradas que se quedan grabadas en las retinas. Las leyendas también se acaban despidiendo.
No parecía que llegara nunca el día, pero Franck Ribéry y Arjen Robben se pusieron por última vez en la Bundesliga la piel roja de un gigante que solo sabe ser campeón. Francés y holandés se despidieron por todo lo alto: marcando y conquistando la séptima Bundesliga consecutiva del equipo.
Suele decirse que el fútbol no tiene memoria, pero para recordar a las leyendas sí. La nostalgia es un sentimiento que siempre irá de la mano del deporte, y más para recordar a Robben y Ribéry, dos de los padres del triplete de la 2012-13, la 'magnun opus' del Bayern de Múnich.
Cada lágrima que brotó este sábado de los ojos del '7' y del '11' fue una daga clavada en el pecho de quienes sintieron cómo la incisividad del francés y la clase del holandés pasearon con orgullo el rojo y el blanco por Europa y por cualquier fortín de la competición doméstica.
Ribéry lloró antes de comenzar el partido, mientras entrenaba y pese a saber que sería suplente. Robben, por su parte, dejó la parte emotiva para el final, cuando aseguró, tras coronarse campeón que seguirá siendo del Bayern "para siempre".
Para hablar de ellos hay que hacerlo de una dupla. Sus figuras siempre estarán unidas. Franck por la izquierda y Arjen por la derecha no fueron puñales, sino espadas. Fueron diez años juntos, en el Bayern, una década de más sonrisas que lágrimas y la Champions de la 2012-13 como cúspide.
424 partidos de Ribéry y 308 de Robben. 267 goles, 225 asistencias y 17 títulos después, ambos dicen adiós pero dejan parte de ellos en el Allianz Arena para siempre. Ya se acabó el momento de disfrutarlos cada fin de semana y llega la -primero dura y luego agradable- etapa para recordarlos.
Robben marcó en su despedida del Bayern
El mítico extremo holandés no quería marcharse de Alemania sin saborear la miel del gol una vez más. Hizo el definitivo 5-1 tras marcar a placer y finiquitar a un Eintracht que se vio impotente ante la gran potencia ofensiva de los bávaros.
La despedida de Ribéry, también con gol
Ribéry entró seis minutos antes y, por casualidades de la vida, también se unió a la fiesta, y lo hizo antes que el '10'. Se quitó la camiseta y lo celebró con rabia, una emoción contenida desde el principio, cuando no pudo contener las lágrimas antes incluso de que empezara el choque.