El partido tuvo un nombre propio, el de Martín Mantovani. El ex del Leganés fue suplente, entró por la lesión de Exteita y pasó de quintacolumnista a héroe en cuestión de minutos.
No fue un partido de los que crean afición. No al menos hasta bien entrada la segunda parte. Fue un encuentro muy flojo, con mucho juego en el centro del campo y con pocas ocasiones.
Con ambos equipos virtualmente de vacaciones (el Huesca no dependía de sí mismo para abandonar el 'farolillo rojo' y el Leganés no se jugaba nada más que la posición final), el partido resultó tedioso por momentos.
El Huesca, más motivado por jugar que su rival, asumió pronto el mando, pero fue incapaz de transformar la posesión en ocasiones. De hecho, los primeros avisos fueron del Leganés.
Sin que pasara demasiado, más allá de la lesión de Omeruo (el central 'pepinero' se empeñó en jugar y aguantó hasta el segundo tiempo), el partido llegó a la media hora, y ahí se dio la acción que cambiaría el transcurso del encuentro por completo.
Xabi Etxeita cayó lesionado, y Francisco tuvo que hacer su primer cambio. Entró Martín Mantovani, ilustre ex del Leganés, y, aunque todavía no lo supiera, el jugador llamado a marcar el partido.
Porque él marcó el primer gol de la contienda. Fue en el minuto 39, cuando Juanfran centró un balón al área y el defensor ahora en el Huesca se tiró a cortar con tan mala fortuna que lo metió en su propia portería.
Los últimos minutos del primer tiempo fueron algo alocados. Tras el autogol de Mantovani, dos tantos anulados, uno a cada equipo. Primero a Juanpi, quien recogió el rechace tras el paradón de Lunin a Enric Gallego. Los dos estaban en posición antirreglamentaria.
A continuación fue Braithwaite quien vio cómo le anulaban, por la misma razón, el 0-2. Cuando el partido parecía por fin animarse llegó el descanso, y tras este, el tedio volvió.
Pero duró poco. Braithwaite reclamó penalti, pero la ley de la ventaja jugó en su contra: en vez de tirarse, chutó a puerta y el colegiado consideró que aprovechó la oportunidad.
Omeruo, en el 52', caía lesionado tras aguantar estoicamente casi una hora, y en el 56' volvía a marcar Mantovani. Esta vez en la portería buena. Fue la redención tras el autogol, un cabezazo imparable para Lunin por el que pidió perdón a la que hasta el curso pasado fue su afición.
En el minuto 61 se produjo uno de los momentos emotivos de este partido final, la entrada de Camacho al que sería su último partido como profesional. Y el Huesca procedió a buscarle sin rubor, para que se despidiera por todo lo alto, con un gol.
Pero el gol que llegó, tras una nueva lesión (Guido Carrillo cayó mal y se dañó también la rodilla), fue el de la remontada oscense. El 2-1 lo marcó, en el 83', Martín Mantovani, quien con ese tanto se ganó definitivamente el perdón de un estadio que ya estaba de fiesta.
Buscó el Huesca un tercer gol, pero el Leganés se defendió bien. El traumático descenso fue olvidado por unos instantes. Tocaba celebrar. Disfrutar de un último triunfo en Primera, el quinto que la afición altoaragonesa celebraba en El Alcoraz.
Tocaba despedir a sus ídolos: Camacho, Aguilera... Tocaba olvidar, por unos minutos, que el curso que viene se luchará por volver a la élite. El Alcoraz fue una fiesta, con el Leganés de invitado involuntario. Mantovani fue la orquesta del Titanic en esta fría noche oscense.
La última alegría llegó cuando la plantilla se despedía de la hinchada hasta la temporada que viene, pues el Celta, tras un interminable tiempo de alargue, logró empatar un partido que perdía 0-2 ante el Rayo, condenando a los vallecanos a la última plaza.
El Huesca dijo adiós, quién sabe por cuánto tiempo, a la Primera División con un triunfo que, además sirvió para terminar la temporada fuera del 'farolillo rojo', algo que parecía impensable tiempo atrás. El tiempo dirá si los gritos de "¡volveremos, volveremos!" de El Alcoraz se cumplirán.