Doble 'k.o.' en el campo y en las consecuencias de lo que ocurrió en él entre el Sabadell y el Girona en Segunda División. Los albirrojos se presentaban como favoritos y terminaron envueltos en un duelo a cara de perro que fue el caldo de cultivo perfecto para cuatro goles, muchas llegadas y un 2-2 que no resuelve mucho.
Desde la perspectiva de los de Francisco Rodríguez, malas sensaciones. Si bien el equipo llegó a asediar descaradamente la portería de Mackay, también sufrió bastante atrás y no se vio capaz de tumbar a un rival que aspira a la permanencia. Los puestos de ascenso se alejan.
La falta de pólvora fue el principal problema. Sylla no logró ser tan referencial como lo ha sido esta temporada, los revulsivos que introdujo el técnico no lo resolvieron y Samu Sáiz, la mejor arma del plantel, se encontró con Mackay en sus mejores opciones de gol. Excepto desde los once metros en el minuto 52 para el 2-2 definitivo.
Antes, había tenido que aparecer Gumbau en el área para batir al portero 'arlequinado' merced a una gran internada de Arnau Martínez, que llama a la puerta de la continuidad en el primer equipo. Los tantos sirvieron para empatar los que marcaba antes el Sabadell y ninguno fue la base de una posible remontada.
Stoichkov adelantó a los suyos pronto gracias a un error impropio de Bernardo atrás. Se equivocó al despejar un centro de Édgar y le hizo, sin querer, una asistencia al '2' para que superara con sutileza a Juan Carlos por arriba. Al borde del descanso, justo después del gol de Gumbau, cazó un pase en el área y elevó al marcador la diana que igualaría más tarde Samu Sáiz de penalti.
Los de Antonio Hidalgo no pueden dar del todo por bueno el empate, pues siguen sin escapar de la zona de descenso, pero es cierto que terminaron el partido con mejores sensaciones. Tutearon a un equipo que habita posiciones bastante más altas en la tabla y exhibieron acierto tanto en fase defensiva como ofensiva.