"Vamos, vamos Chapé", cantaba el jueves 17 de noviembre de 2017 el vestuario. Un club destruido, arrasado, obligado a reconstruirse, había logrado salvar la categoría. Todo un hito para una entidad que en apenas 20 días pudo llegar a cerrar 22 futbolistas profesionales para afrontar la temporada. Dos año después de aquel festejo, tres del fatídico desastre aéreo que casi hace desaparecer a Chapecoense, el equipo no pudo evitar lo inevitable.
#Chapecoense aseguró su permanencia en el #Brasileirao a 3 fechas del final. Venció a Vitória 1-0 y cumplió el objetivo. pic.twitter.com/zUFsBSlqGi
— La Tiene Atada (@latieneatada) 17 de noviembre de 2017
Las imágenes se difuminan y oscurecen cuando se rememora aquel fatídico 28 de noviembre. Chicos jóvenes, sanos, ilusionados se subieron a un avión rumbo a Medellín. Allí esperaba el todopoderoso Atlético Nacional, campeón de la Libertadores, para afrontar la ida de la Copa Sudamericana. Futbolistas y técnicos compartían vídeos en redes sociales, cantaban antes del despegue. Algunos de ellos, como Tiaguinho, conocieron días antes que iban a ser padres.
El avión Avro RJ85 de la aerolínea boliviana LaMia, con 77 pasajeros a bordo, no llegó a tocar pista del José María Córdova de Rionegro. Se estrelló en Cerro Cordo, en las colinas de Medellín, a cinco minutos de vuelo, a 17 kilómetros del mencionado aeropuerto. Cifran la hora de la tragedia a las 10:15 de la noche. Otros informes señala que el impacto tuvo lugar a las 9:58. Para entonces, el avión ya no tenía reactores. Impactó contra la montaña.
¿Qué ocurrió? El accidente aéreo que arrasó al club de fútbol brasileño Chapecoense fue provocado por la falta de combustible y dejó al descubierto graves deficiencias de la aerolínea boliviana LaMia, según la investigación de la autoridad aeronáutica de Colombia. "El siniestro se produjo por agotamiento de combustible del avión a consecuencia de una inapropiada gestión de riesgo de la empresa LaMia", dijo en abril de 2018 el coronel Miguel Camacho, jefe del grupo de investigación de accidentes de la entidad, en el informe definitivo.
Yaneth Molina fue la controladora área que intentó salvar el vuelo de Chapecoense y ha relatado en varias ocasiones lo que ocurrió aquella noche en la torre de control. Las hipótesis ya apuntaban a un problema con el combustible.
Sobrevivieron seis personas, entre ellas los jugadores Alan Ruschel, Helio Neto y Jackson Follmann. De momento, solo el primero ha podido vestirse de corto. Follmann perdió una pierna y disputó algunos minutos con una prótesis. La azafata Ximena Suárez, el técnico Erwin Tumiri y el periodista Rafael Henzel también pueden contarlo.
El mundo del fútbol reaccionó sobrecogido al horror. Toda Chapecó acudió al Arena Condá a la espera de noticias y a tributar homenaje a sus héroes. Horas después, el Atanaso Girardot se llenó y se iluminó para honrar a las víctimas. La solidaridad de Medellín empezó con los colombianos tirándose al monte para rescatar a los supervivientes de entre los restos. Atlético Nacional respondió de la forma más caballerosa posible: "El título de la Sudamericana debe ser para Chapecoense. No lo queremos. Si hay final, nos meteremos los goles en propia puerta". La CONMEBOL accedió.
Atlético Nacional solicita a Conmebol que el título de la Sudamericana sea entregado a Chapecoense. https://t.co/VuDoExk0JX pic.twitter.com/HAY8yT1tEt
— Atlético Nacional (@nacionaloficial) 29 de noviembre de 2016
Había que empezar la reconstrucción. "Estuvimos 20 días desde las 8 de la mañana a las 10 de la noche detrás de agentes, de futbolistas. Resolvimos que había que seguir adelante. Fue con mucho dolor, con mucho sufrimiento, pero nunca pensamos dejar el fútbol. Es lógico que en algún momento pensamos: '¿podremos conseguirlo?", recuerda Nivaldo Constante, director gerente de Chapecoense, a 'AFP'. Lo lograron: Chapecoense siguió jugando el Brasileirao y se aseguró una plaza en la Sudamericana. Tres años después, la llama del milagro se apagó. Quizás lo mejor que le podía pasar a un equipo obligado a pasar página y reconstruirse desde cero.
La primera temporada tras el accidente no fue fácil: siete torneos oficiales, una alineación indebida que provocó la eliminación en Libertadores, cambios de técnico... Luego, las cosas empezaron a complicarse aún más. Aún siguen agradeciendo las muestras de cariño.
Aunque la solidaridad fue menor de la anunciada. El club anunció que daría 11.010 reales (3.408 dólares) a cada una de las 68 familias de las víctimas del accidente con el dinero recaudado con los amistosos disputados ante Barcelona y Roma y por haber jugado la Copa Suruga en Japón. El dinero donado es la mitad de todo lo recaudado por el Chapecoense, que se quedó con la otra mitad par "reconstruir" el club. Plinio David de Nes Filho, presidente de Chapecoense, llegó a decir que solo el FC Barcelona apoyó económicamente al club. Fueron invitados al Gamper.
Las heridas no se han cerrado, pero duelen menos. El infierno quedó atrás. Habrá futuro para Chapecoense, ya sea en la Série A o en la B. Un descenso es duro, pero lo es menos para un equipo que ha vivido la mayor de las tragedias.
November 28, 2019