Es cierto que el holandés no es un delantero centro que sólo viva del gol. Las asistencias también son parte importante en su rendimiento, así como liderar los ataques y dar calidad a la zona ofensiva del Lyon.
Sin embargo, dos goles en cuatro meses conforman un pobre registro un tanto preocupante. Y más cuando repasamos los cuatro goles y tres asistencias del mes de octubre o los tres tantos y cuatro asistencias de noviembre.
Su relación con el gol siempre vivió altibajos muy extremistas. El año pasado acabó con 22 goles en 54 partidos, mientras que en el anterior apenas pudo jugar (18 partidos) ni marcar (cinco tantos). La montaña rusa goleadora también le llevó a firmar 30 goles en 42 encuentros en el PSV para quedarse en ocho dianas en 49 partidos al curso siguiente, en su pirmer año en el United.
Hace un mes logró empezar a enderezar su 2019, ya que logró sus primeros tantos del año. A finales de febrero rompió su sequía (llevaba sin ver puerta con el Lyon desde el 10 de noviembre) en Copa, mientras que el 3 de marzo marcó al fin en la Ligue 1.
Como cada partido de este nuevo año, Depay afronta el encuentro ante el Rennes con la intención de volver a mirar cara a cara al gol y ganar puntos así en su deseo de, como él mismo aseguró, jugar en Madrid, Barça, City o PSG.