El Madrid escapó del Bernabéu con victoria y un susto en el cuerpo. El modesto Viktoria Plzen, que llegaba como Cenicienta, compitió y puso contra las cuerdas al campeón de Europa en los últimos minutos. El nerviosismo volvió a jugar una mala pasada al equipo de Lopetegui, en el que pocos jugadores se ganaron el derecho a aprobar el examen.
Uno de ellos, Benzema, incluso cambió pitos por aplausos cuando se fue al banquillo. En un día para bajar el pulgar, la afición supo reconocer el buen partido del jugador francés. Ya ante el Levante, Benzema apareció desde el banquillo y aportó lo que sus compañeros no pudieron. Frente al Viktoria, el '9' fue el más acertado y peligroso del ataque.
Marcó el primer tanto del partido, un cabezazo al primer palo que además llegó con un dato histórico. Combinó como siempre, se le vio fino y ágil y solo la mala puntería le impidió salir al menos con un doblete. Vuelve a sonreír Benzema, quien tras la contienda hizo autocrítica por el mal juego del equipo.
El otro nombre agradable fue el de Fede Valverde, que completó sus primeros 36 minutos en partido oficial con la camiseta blanca. Lopetegui vio peligro a la espalda de Marcelo, Isco estaba desfondado y el técnico del Madrid apostó por el uruguayo. Un centrocampista con notables condiciones físicas, buen trato del balón y un futuro prometedor.
No defraudó pese al plebiscito que estuvo a punto de montarse en el Bernabéu. Tapó la espalda de Marcelo como si de un veterano se tratara, no se complicó la vida e incluso completó la recuperación que dio paso al tanto de Marcelo. Valverde, en su puesta de largo, le demostró a Lopetegui y al madridismo que está para algo más que para calentar banquillo.