De una victoria prácticamente cerrada a ceder un punto por relajarse en exceso. El Oviedo vivió otra jornada de impotencia en su visita al Fuenlabrada en el Fernando Torres. Un doble error de Grippo cuando los 'kirikos' estaban con diez jugadores y la falta de atención al rechace de un tiro al larguero echaron por tierra un trabajo que no estaba siendo brillante, pero sí suficiente para ganar, y que lo fue dos veces de hecho.
El gol que lo atestiguaba llegó pronto. Sangalli -gran actuación del '8'-, antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora, remató de volea la prolongación de un balón colgado y, con suspense por el VAR -no había fuera de juego al final-, adelantó a los suyos. El tanto evidenció que, aunque ambos equipos estaban llegando, eran ellos los más profundos.
Y lo siguieron siendo en líneas generales. De hecho, Blanco Leschuk tuvo una ocasión clara para doblar la ventaja. Se quedó solo ante Belman y, tras esquivarle, se dejó caer en lugar de seguir avanzando para mandar la bola a una portería en la que ya no había nadie. El colegiado vio su simulación y declinó pitar penalti.
El Fuenla no rozó tanto el gol, aunque jugó sus cartas. Se encomendó a un Nteka que hizo de delantero y le arrebató el protagonismo a Kanté. Femenías tuvo que actuar varias veces para pararle los pies y, aunque Mula lanzaba dinamita a su portería buscando los ángulos, estaba con la mirilla torcida.
Tuvo que ser al final un defensa central quien viera puerta. Y lo curioso es que lo logró cuando el equipo estaba en inferioridad de efectivos. El Oviedo, en igualdad de condiciones, controlaba la situación y, en superioridad numérica, la dejó escapar. Grippo despejó arriba, mal, un córner, lo volvió a despejar mal, hacia dentro del área, cuando le volvió y Diéguez lo mandó a la red de volea.
Su tanto parecía el preludio de un tramo final de resistencia 'kirika' y sitio ovetense, pero la ínfima tensión de las defensas procuró una traca final extra que revolvió el marcador para devolverle luego la igualdad. Sangalli le puso un caramelo a Borja Valle al segundo palo y, con doble rebote en dos zagueros, este hizo el 1-2 en el 86'. Dos minutos después, previo zapatazo al larguero de Cristóbal al larguero, Borja Garcés aprovechó que nadie le cubriera y obró el 2-2, definitivo, de cabeza.