El seleccionador brasileño presumía, hasta antes de comenzar el encuentro, de un matiz infalible en su gestión. Si su Brasil jugaba ante su público, el resultado estaba claro.
Y es que, de los diez partidos que había disputado en casa, los diez habían terminado con el mismo signo: victoria para la 'Canarinha'.
Además, en esos diez choques, el combinado sudamericano había sumado 31 goles a favor y uno solo en contra. O lo que es lo mismo, los de Tite salían a tres goles marcados por encuentro.
Pero a la undécima fue la vencida rival. Dudamel logró tejer un entramado defensivo al que salvó el VAR las pocas veces que falló. E incluso Rondón dio algún que otro susto a Alisson.
19 de junio de 2019