El verano de 2017, Neymar tomó una de las decisiones más complicadas de su carrera. Fácil para él fue elegir dejar Brasil para convertirse en estrella mundial en Europa, pero no tuvo que resultar igual de sencillo abandonar el Barcelona, en el que estaba incluso un poco acomodado, para recalar en un PSG que le esperaba con los brazos abiertos para ser el líder único.
Sin embargo, él demandó refuerzos de calidad y se encontró con el fichaje de un Kylian Mbappé que primero fue alumno y amigo y en un año se ha convertido en su gran rival por el trono del fútbol en el futuro.
El póker del partido ante el Olympique de Lyon, anotado en apenas 13 minutos, tapó por completo otra buena actuación de Neymar, que había sido capaz de abrir el marcador en el complicado partido desde el punto de penalti.
El brasileño, que se fue del Barça para no estar a la sombra de Messi y liderar un proyecto sin que nadie pusiera en duda su autoridad, se ha encontrado con que su compañero de la delantera en París ya le discute el trono. E incluso se atreve a eclipsarle con sus actuaciones.
La lesión de Neymar de finales de la pasada campaña permitió que Mbappé diera un paso adelante y el jovencísimo jugador galo creció aún más en el Mundial.
Su rendimiento ha sido tan bueno que incluso el Real Madrid, que siempre ha suspirado por fichar a Neymar, piensa ahora si no sería un mejor fichaje el del ex del Mónaco. Aunque los números de Ney son muy buenos, con once goles y tres asistencias en once partidos, lo cierto es que Mbappé los destroza, pues ya lleva diez goles y cuatro asistencias en sólo siete partidos y 300 minutos de juego menos que su compañero de equipo.
Neymar, que se fue de Barcelona para no ser opacado por Messi, ha descubierto a una nueva bestia que pone en duda su reinado presente y futuro. En sus botas está demostrar que el futuro es cosa suya y no de otros, pero de momento se le está complicando el plan que trazó cuando dejó el conjunto azulgrana.