El 4-2-3-1 de Koeman, bajo sospecha

El FC Barcelona atraviesa un momento de lo más delicado a nivel institucional, con las cuentas tiritando y unas elecciones a la vuelta de la esquina. Hasta hace poco, el buen hacer del equipo sobre el césped tapaba estas carencias, pero ahora tampoco se vislumbra luz sobre el terreno de juego.

La derrota en el Wanda Metropolitano supuso el quinto tropiezo en lo que va de Liga de un Barça que solo ha podido sumar once puntos de los 24 que ha disputado bajo las riendas de un Ronald Koeman al que se le acumulan los problemas.

A la falta de rendimiento de algunos futbolistas importantes como Leo Messi o Antoine Griezmman se le suma la mala fortuna en forma de lesiones de gravedad como las que han sufrido recientemente Ansu Fati, Gerard Piqué o Sergi Roberto.

El doble pivote, bajo sospecha

Estos factores hacen que, aunque el contexto no sea para nada favorable, comiencen a haber dudas sobre el proyecto de un técnico neerlandés que, hasta el momento, no ha dado con la tecla para revertir la ya más que preocupante situación del equipo en el último tramo del curso pasado.

Una de las grandes apuestas del héroe de Wembley desde el comienzo de temporada ha sido romper los esquemas establecidos desde hace lustros en 'Can Barça' y tocar el esquema de juego. Ronald dejó atrás el 4-3-3 y apostó por el 4-2-3-1.

La introducción de este doble pivote parecía generar ciertos brotes verdes en los primeros duelos del equipo, pero en líneas generales, debido a diferentes condicionantes, está haciendo aguas y lastrando el juego azulgrana en diversas situaciones.

Ninguno de los hombres llamados a ocupar esa parcela de la sala de máquinas 'culé' está rindiendo al nivel esperado y la forma física de los mismos tampoco acompaña, lo que repercute negativamente en el juego del equipo en defensa y en ataque.

De Jong sigue sin brillar; Busquets y Pjanic, mermados

Frenkie de Jong no está liderando como se esperaba el centro del campo 'culé'. La llegada de Koeman debía servir de estímulo para que el neerlandés volviera a brillar como en el Ajax o con la Selección de Países Bajos, pero nada más lejos de la realidad.

El centrocampista sigue sin ser decisivo y no aporta esa seguridad en el pase y esa visión para romper líneas de presión desde la medular. Algo de lo que también están adoleciendo sus dos acompañantes habituales.

Y es que ni Sergio Busquets ni Miralem Pjanic están a un nivel aceptable. Las lesiones y los problemas de salud han mermado en exceso en este inicio de temporada el rendimiento de dos jugadores que, por edad, jugaron ya sus mejores partidos.

El mal estado de este doble pivote hace que el equipo se parta en la presión y quede totalmente a merced del rival en fase defensiva, algo que resalta todavía más los problemas que también tiene el equipo de la Ciudad Condal en su zona trasera.

Todo un rompecabezas que Koeman debe resolver y cuanto antes si no quiere que la temporada del Barça en Liga acabe antes de lo esperado. Para ello, quizá harán falta un par de refuerzos invernales. El problema es cómo se pagarían los mismos.