Tras los clásicos minutos de tanteo iniciales, el hijo de Kluivert, que debutaba como titular en competición europea, demostró que su descaro esconde una gran calidad.
Buscó una y otra vez el duelo personal, y salió airoso en más de uno, poniendo en evidencia a Nastasic, especialmente.
El Schalke comenzó a sufrir, y entonces llegó el penalti a Younes. Lo convirtió Klaassen, a la perfección. El Schalke no encajó bien el golpe y el joven Jordan Kluivert se lo pasó como un enano.
Se coronó con el pase de gol a Klaassen para que éste anotase el segundo y definitivo gol que acabó con toda esperanza en el Schalke. Sólo evitó que se volviera goleado un gran Fährmann.
El Ajax tiene al alcance de la mano volver a unas semifinales de competición europea por primera vez en 20 años. Pero primero hay que jugar la vuelta, y Gelsenkirchen será una caldera a presión.