Atípico partido el que se vivió el sábado por la noche en el Estadio Azteca. En primer lugar, era el estreno del América en el Clausura, mientras que para Tigres se trataba del segundo encuentro.
Además, los dos equipos parecía que se habían cambiado los colores. El América, en lugar de su tradicional amarillo crema, apareción con un azul turquesa para estrenar la tercera camiseta.
De esta guisa saltaron los 22 jugadores al terreno de juego y, al comienzo, no dieron el mejor espectáculo posible. Errores en los pases, fallos en los desmarques y un sinfín de faltas de concentración.
Algo incluso normal teniendo en cuenta que solo se trata de la segunda jornada de Liga. También entró en acción la ausencia de jugadores notables para ambos equipos.
Sin Gignac en la delantera, Tigres pierde una fuente de ocasiones bastante grande. En el otro bando, la marcha de Guido Rodríguez ha dejado un hueco en el centro del campo difícil de llenar.
Aunque Herrera insistiese en rueda de prensa en que no busca un reemplazo para el nuevo jugador del Betis, quedó claro que el ritmo de juego azulcrema descendió sin él.
La circulación de la pelota fue lenta y torpe y parecía que ninguno de los equipos estaba por la labor de cansarse demasiado presionando la salida del esférico rival.
Los espacios se fueron abriendo según el cansancio iba haciendo mella. El paso por los vestuarios dio una nueva visión al América, que comenzó a dominar más el cuero y ejercer una mejor circulación.
Iba de lado a lado el balón hasta que, mediada la segunda mitad, Gio Dos Santos aprovechó un carril zurdo mal defendido para poner un centro raso. Henry Martin estuvo más rápido que Diego Reyes y mandó el balón al fondo de la red.
El tanto recibido no ayudó a Tigres a mejorar su situación. El conjunto 'felino' no consiguió encontrar la forma de romper el muro del América, que sumó los primeros tres puntos del curso.