El Arsenal tiene mucha tela por cortar y a Mikel Arteta se le acumula el trabajo. El conjunto londinense no pasó del empate en el Vitality Stadium ante el Bournemouth en un duelo oscuro y pasado por agua.
No obstante, el encuentro sí fue una declaración de intenciones del técnico. Al menos su once inicial, en el que alineó a jugadores cuestionados o en el ostracismo como Özil y Granit Xhaka.
El técnico intenta tocar las teclas adecuadas para recuperar mental y futbolísticamente a un equipo que aún luce triste y sin chispa. Algo que se traduce en su juego y en sus problemas atrás, una rémora que lo volvió a ser en este Boxing Day.
Dan Gosling golpeó primero para un Bournemouth con las cosas muy claras. Stacey ganó línea de fondo dentro del área, entraba King en solitario en el segundo palo y en el primero marcaban hasta tres defensores. Pues entre ellos apareció el centrocampista para meter la puntera y batir a Leno.
Tuvo que aparecer Aubameyang pasada la hora de encuentro para hacer la igualada. Un balón suelto en el área pequeña lo aprovechó el delantero para empujar con un buen gesto técnico.
Intentó apretar el Arsenal, que entró en un intercambio de golpes del que no sacó ese 1-2, aunque Willock tuvo un disparo claro en el añadido que detuvo Ramdale.
Un punto es mejor que ninguno como punto de partida para un Mikel Arteta que aún necesita tiempo para hacer notar su labor en el Arsenal. La psicología debe ser el punto de apoyo para el técnico con un equipo al que no le faltan mimbres, sino alegría.