Esta historia ya se ha visto una y mil veces en el fútbol. A veces, el equipo menor (entiéndase el concepto), normalmente en casa, juega mejor, ataca, llega una y otra vez, se lleva los elogios y, en definitiva, se encarga de poner la chispa y la alegría sobre el césped. Enfrente, el grande, normalmente más serio y férreo, apenas inquieta al portero rival, muestra una imagen muy inferior a la de su contrincante y provoca dudas y críticas. Pero, al final y casi por inercia, es este último el que se lleva el gato al agua.
Usando un simil muy navideño, el Aston Villa fue el encargado de cocinar durante horas y poner una mesa repleta de atractivos platos. El Chelsea, por su parte, llegó, se sentó casi sin saludar y devoró todo lo que había en ella.
Antes decíamos que el Chelsea ganó en Villa Park casi por inercia, pero no. Realmente, en estas historias, la diferencia suele estar en la calidad en las áreas. Los locales tuvieron arriba a unos divertidos pero fallones Watkins e Ings. Y atrás, a un Cash que allanó el camino a los 'blues' cuando peor estaban. Por los visitantes, Thiago Silva brilló taponando numerosos intentos de los 'villanos' y, en la delantera, Lukaku mandó al fondo de la red uno de los pocos balones que tocó tras salir en la segunda parte.
Parecía en el arranque que el Chelsea daba continuidad a su crisis, ya que no pasaba de su campo y solo podía ver cómo el Aston Villa llegaba una y otra vez. En los primeros minutos, fueron varios los disparos que repelió Thiago Silva y las llegadas en pases largos de Douglas Luiz que malograron Ings y Watkins.
Despertó el equipo de Tuchel a los 25 minutos con un disparo sorprendente de Mount desde lejos que acabó en el larguero. Pero fue casi inmediatamente cuando llegó el 1-0 para los locales. En el 28', un centro de Targett acabó superando a Mendy por el toque de James, que en su intento de despejar, desvió la pelota con la cabeza hacia su propia portería.
Hacía justicia el marcador a lo que se veía sobre el campo, pero tardó poco la historia en cumplirse una vez más. En el 33', el Chelsea luchaba por quitarse la losa del gol en contra cuando Cash le regaló un penalti. El defensa derribó de forma inocente y clara a Hudson-Odoi en el lateral del área y Jorginho no falló desde los once metros. Saltito y empate.
Hasta el descanso, cinco llegadas peligrosas tuvo el Aston Villa, pero Mendy, muy atento para salir fuera del área en todo el encuentro, las malas decisiones de Ings y el acierto de la defensa a la hora de taponar disparos acabaron dejando el 1-1 intacto hasta el descanso.
Lukaku se zampó el pavo
Y en la segunda parte, todo cambió. La alegría del pequeño quedó en el olvido y el Chelsea, sin grandes alardes, le puso la seriedad que le interesaba al partido. Tuchel metió a Romelu Lukaku, un cambio que fue más que decisivo en el encuentro.
No en vano, el primer balón que tocó el belga acabó dentro de la portería a los 56 minutos. Un centro de Hudson-Odoi al área fue rematado de primeras por el delantero, que no necesitó tanta llegada ni purpurina para desnivelar la balanza.
El tanto 'mató' a un equipo local que, si no había logrado más premio que un autogol cuando mejor estaba, ya se olía que no lo encontraría con su peor versión. Mount pudo sentenciar a los 66 minutos, pero, tras una mala salida de Martínez, falló sin portero en el área.
El Chelsea supo dormir el partido y gestionar la ventaja a su antojo. Se quedó cerca del 1-3 en el 88', pero el 'Dibu' le sacó una gran mano abajo a Hudson-Odoi. Al final sí que hubo sentencia, pero la guinda estaba reservada para Romelu Lukaku.
El belga esprintó como pocos imaginarían al verle en el añadido y se plantó en el área desde el centro del campo. A Targett lo dejó por el camino y por los suelos y fue Konsa el que se tiró a sus pies para hacerle penalti justo antes de que rematase. El belga se apartó de unos focos que no necesitaba y dejó que Jorginho anotase su doblete desde los once metros, aunque casi se lo aguó Martínez, que llegó a adivinar sus intenciones.
El Chelsea gana tras dos empates seguidos en la Premier y se coloca tercero, con los mismos puntos y un partido más que el Liverpool. El Aston Villa se queda décimo con 22 unidades.