Bérgamo sueña. Bérgamo está a la orilla de la Champions. No falló en uno de los 'días D' que tenía por delante. Es más, es que ahora mismo es tercero, a expensas de lo que haga el lunes el Inter contra el Chievo. Un triunfo sudado pero merecido.
Y no solo hubo que luchar contra el Genoa, también contra el VAR. Por dos veces la tecnología dejó a los aficionados con ganas de festejar un tanto. Así que la primera mitad fue más de de merecimientos que de alegrías.
Sin embargo, no hubo que sufrir en la segunda mitad. El secreto estaba en Musa Barrow, que entró en la reanudación para agarrar la bandera del gol. En su primera acción, al primer minuto, se desmarcó bien, recibió a la espalda de la defensa, controló y batió a Radu con algo de suspense.
El bendito himno de la Champions volvía a sonar en la cabeza los aficionados. En plena euforia, siete minutos después, Castagne empujó las pocas nubes que pudiera haber en el horizonte. Muy solo en el área pequeña, recogió el pase fácil de Djimsiti, que había cabalgado hasta la línea de fondo.
La tranquilidad y la euforia reinaron en un estadio que no paraba de cantar. Sin embargo, a un minuto para el final Pandev apretó el nudo de las corbatas de todos con un tanto que condimentó el final, pero no lo arruinó.
El triple pitido final dejó uno de de los mejores momentos de la mejor temporada de la historia del club, que depende de sí mismo para ser la próxima semana uno de los nombres que estará en el bombo del primer sorteo del año que viene.